Cuando Los archivos del cardenal vuelva con su segunda temporada, en marzo, la serie de TVN tendrá un nuevo villano en sus filas. Se trata de Marcelo Alarcón, el ficticio director de la CNI en los 80, que estará investigando y persiguiendo a los protagonistas de la historia, y será interpretado por Roberto Farías. Y aunque Josefina Fernández, guionista de la producción, apunta que el papel está inspirado en distintos personajes reales ligados a la represión y tortura de esa época, Farías tenía un referente claro a la hora de armarlo: el ex militar dirigente del organismo de inteligencia, Alvaro Corbalán.
De hecho, como cuenta el actor, para apoderarse del rol, creó todo un ritual, que incluía ponerse el perfume favorito de Corbalán, Halston Z 14. Farías dice que para crear el personaje estudió grabaciones del militar y también crónicas que lo abordaban, además de hablar con gente que lo conoció en ese momento. La intuición y un personaje que Daniel Alcaíno realizó en teatro, también entraron en la mezcla. "Había que funcionar muy rápido. Uno en Chile no tiene la oportunidad, como en otros países, de preparar un rol durante meses. Pero siento que funcionó, se me metió la energía del mal adentro y lo pude hacer", detalla Farías.
Josefina Fernández cuenta que con este nuevo antagonista quisieron mostrar otro "estilo" de la CNI, que no había sido abordado en la primera temporada. "En el primer ciclo fue algo más del tipo de lo que se vio en los 70, pero en esta temporada es lo que se vio en los 80, un poco más visible, con la tortura y la represión más institucionalizada", detalla.
Un aspecto que ambos destacan es la intención de presentar un retrato alejado del cliché. "Quería mostrar todos los aspectos del personaje. Tienes que retratar toda su dimensión, porque muchas veces se puede caer en las maquetas de los malos, malos porque sí. Entonces era un trabajo súper delicado, para dejar en claro como se comportaba este ser humano en particular", relata Farías, añadiendo que el personaje también representa a "un grupo de gente que operaba así". Mientras que Fernández apunta: "Me gustó esa parte de hacer un poco más de realidad en este personaje, tratar de investigar en sus vidas personales, más allá de los operativos secretos y la tortura", dice. Y sigue: "La vida diaria de un oficial que incluía gestos de ostentación y una cosa de ser 'dueños de la noche'. Al final se daban la gran vida, lo que lo hace contrastar mucho más con lo que hacían durante el día".
Esto se mostrará en que Marcelo Alarcón (Farías) será dueño de un bar donde se reúne el "jet set" pinochetista y tendrá una activa vida nocturna, otro guiño a Corbalán. Esa faceta se contrapondrá de forma mayor cuando en la serie ocurra el atentado a Pinochet, lo que gatillará violentas persecuciones, la Operación Albania e investigaciones al Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Esto último lo pondrá en el camino de Laura (Daniela Ramírez), ya que ella se ve involucrada con los miembros del frente tras la muerte de su padre (Alejandro Trejo) en la temporada anterior. Ramón (Benjamín Vicuña), por su parte, se dedicará a intentar atrapar a los culpables del homicidio. La acción retomará 10 meses después del final y al elenco también se unen Francisco Reyes y Daniela Lhorente.
"Es un personaje muy oscuro, las escenas eran muy terribles, muy duras. De alguna manera me vi afectado, porque era muy difícil lo que había que hacer. Había que tener un acopio de mucha energía oscura. Pero también me sirvió como catarsis, porque yo viví la dictadura", cuenta Farías.
Gran parte de la buena experiencia de grabar la serie, dice, fue gracias a sus directores, Nicolás Acuña y Juan Ignacio Sabatini: "Son muy buenos realizadores, gente cariñosa que sabe como tratar a los actores. Son muy sensibles, muy inteligentes, se involucran con el actor. Y fue gracias a ellos y al equipo, que logré cosas que antes no pensaba que podía alcanzar. Porque la responsabilidad que tenía con este personaje era súper grande".