Fue una imagen que dio la vuelta al mundo. Miles de personas bajaban de las tribunas y repletaban la cancha del estadio Santiago Bernabéu. El hecho ocurrió el 12 de diciembre de 2004. Real Madrid recibía a la Real Sociedad, cuando una amenaza de bomba obligó a desalojar el recinto del cuadro merengue, que en ese momento contaba con figuras como el brasileño Ronaldo y el inglés David Beckham.
Uno de los principales responsables de ese operativo fue Constantino Méndez, delegado del gobierno en aquel entonces. El ex funcionario español visitó Chile la semana pasada, en el marco del Primer Encuentro Público de Seguridad, organizado por la Asociación de Empresas de Seguridad Privada y Transporte de Valores (ASEVA).
En la cita, el político hispano conversó con José Roa, jefe del plan Estadio Seguro, sobre cómo mejorar la seguridad en los espectáculos deportivos. Una receta que comparte con La Tercera, y en la que destaca la importancia de contar con un software de reconocimiento facial de alta tecnología, como el que adquirirá el Estado de Chile en diciembre próximo.
¿Qué medidas se tomaron en España para superar la violencia en los estadios?
El deporte impacta en cada país de una manera distinta. Hay una cultura del deporte que muchas veces degenera en una cultura del barbarismo aprovechando el deporte. Nosotros tuvimos en los 90 episodios muy graves de violencia en los estadios. Por tanto, tuvimos que buscar una respuesta. Y en esa respuesta, lo que se consiguió fue que primero, como hecho cultural, el deporte fuera reivindicado desde su propia naturaleza. Es decir, que aquí no se viene más que a disfrutar del espectáculo. A partir de ahí convocamos a los distintos actores que tienen que proporcionar seguridad trabajando alrededor del hecho deportivo. Dimos mucha coordinación a una respuesta basada en que los clubes están obligados a disponer de un estándar de seguridad, tienen que tener esa respuesta o si no no se pueden licenciar. Y tienen que tener unas respuestas adicionales para cuando el espectáculo tiene un umbral de riesgo distinto. Y alrededor de los clubes la seguridad pública también proporciona una cobertura, más preventiva que reactiva. Entonces, ¿qué hicimos nosotros para que eso fuera muy rápido? Obligamos a que el sistema de apuestas aportara recursos económicos para el estándar de calidad en la seguridad. De modo que cualquier estadio, fuera mucha o poca la renta de la que dispusiera tuviera el estándar de calidad que garantizara que había una seguridad suficiente. Luego, cada club ha hecho su propio diseño. Creo que hay clubes en España diría que varios pero puedo citar al Real Madrid como un ejemplo extraordinario de seguridad deportiva.
¿Está regulada la relación de los clubes con las barras?
Hay una ley específica de violencia en el deporte en España. Y en esa ley hay varias figuras en virtud de las cuales cuando alguien participa en un hecho violento en el interior de un evento deportivo se le prohíbe directamente la entrada. La policía lo que hace es fichar a esos grupos que están en conductas vandálicas, tiene una observación directa con cámaras del comportamiento durante el desarrollo de la actividad y si hay algún hecho delictivo, el que sea, esa persona, al margen de la pena que se le imponga no puede volver a entrar durante un período largo de tiempo a los estadios. Por tanto, se combate a la barra, lo cual no impide que siga habiendo grupos que se organizan para en el evento buscar al adversario y golpear.
¿Cuán importante es tener un software de reconocimiento facial digital para identificar y luego prohibir el acceso a quienes comentan desórdenes?
Creo que es relativamente sencillo. Conozco varios proyectos que han sido diseñados con esa perspectiva, con el concepto de Estadio Seguro que ustedes tiene aquí en Chile. Al final, el espectáculo consta de tres partes: lo que le precede, que es la gente disfrutando antes del espectáculo, a veces bebiendo más de lo que debe; la entrada al recinto y el transcurso del evento. Cada una de esas partes requiere intervenciones distintas en materia de seguridad. En la que usted cita, un software de reconocimiento facial sí que es decisivo. Si es que en la entrada al recinto se está identificando a las personas pues se está generando la base de información que permite luego saber si esa es la persona. Entonces le hemos dado un plus de seguridad al evento. No implica que no podamos evitar un acto, implica que podamos reaccionar frente a aquel que lo ha cometido.
Aquí cuesta bastante identificar a quienes cometen actos violentos...
Digamos que la tecnología que se está aplicando hoy tiene que ver desde luego con la identidad personal, con que en los tornos puedan ver al menos el identificativo de pase y puedan tener unas cámaras que estén haciendo la grabación de entrada. También con que haya tecnologías muy desarrolladas, muy potentes, las que se están aplicando en algunos países en virtud de las cuales no solamente estamos grabando la afluencia, sino que estamos grabando rostros, rostros en multitudes cada uno de ellos identificado perfectamente. Y luego hay la posibilidad de colocar dentro del estadio esa misma tecnología, de modo que también graba, no solamente público, sino caras, miles de caras. Por tanto, la reconstrucción forense de un problema que se planteara dentro del recinto es muy sencilla, muy rápida, por lo que la capacidad de sancionar a las personas que se han comportado no deportivamente se agiliza, es mucho mayor.
¿Cuáles son los castigos por violencia en los estadios en España?
Digamos que son de doble naturaleza: el acto penado por sí mismo, alguien que mata en un estadio pues es un homicida, y se le aplica el código civil; y luego hay otras sanciones conexas que tienen que ver con el ámbito de la violencia en el deporte, una ley específica que lo que hace es que aunque eso no sea un hecho delictivo en el código penal, sin embargo, tiene sanciones en el orden deportivo. Y cuáles son esas sanciones, bueno, usted no vuelve a entrar a un estadio en España en tanto tiempo. Y nuestras sanciones por violencia en el deportes son altas.
¿Y son efectivas? Acá pasa muchas veces que los acusados vuelven a entrar a los recintos y reiteran en los mismos actos...
Las penas son disuasorias y se cumplen. En España se cumplen. Y también le digo algo, la mejora fue radical de unos momentos en que esto era difícil. ¿Dónde se está produciendo algún hecho violento en el deporte? No en los estadios, sino fuera. Hace un par de años hubo un muerto en la Ribera Manzanares. Lo puedes impedir relativamente. Eso quiere decir, las seguridades públicas al margen del estadio tiene también que determinar cuál es el umbral de riesgo posible en un evento deportivo. Y si lo determina bien, pues debe canalizar la información. Aquella vez se sabía de grupos que habían hablado en redes sociales de ejercer la violencia. No tenía tanto que ver con el partido, sino con la previa. Ahí hubo mala suerte y la respuesta policía fue, seguramente, débil. No llegó a pensarse que esa circunstancia se produciría.
¿Cuál fue la prueba de seguridad más grande que enfrentó como delegado del gobierno español en Madrid?
Cuando era delegado del gobierno en Madrid teníamos muy vivo el riesgo del terrorismo de ETA, en particular. Durante un evento deportivo, un partido del Real Madrid, hubo una amenaza de bomba creíble y en virtud de eso uno tiene protocolos de respuesta y eso implicaba el desalojo.
¿Cómo se puede desalojar un estadio con tanta capacidad en forma ordenada, considerando el pánico que se puede generar en el acto?
El desalojo de un estadio de 70 mil personas es muy complicado, muy complicado, y ha de ser medido con muchísimo detalle. Además, tienes que medir la situación en la que va a quedar el público cuando lo abandone y cómo lo canalizas fuera del estadio. Como todo eso está bien estudiado y bien organizado fue una demostración de eficacia. Yo lo viví como un éxito, es decir, un hecho lamentable, una amenaza terrorista creíble permite verificar que el sistema está preparado para organizar una respuesta tan potente, de modo que en 10 minutos el estadio estaba desalojado, la gente canalizada fuera y alejada de las instalaciones, y desde una normalidad que indica algo importante, y es que los ciudadanos se comportan muy bien cuando el sistema prevé las respuestas.