Eran editores, libreros, autores y bibliotecarios los que compartían una copa de champaña. Fue a fines de octubre del año pasado en la Estación Mapocho. Había que festejar. No sólo era el comienzo de una nueva versión de la Feria Internacional del Libro de Santiago , sino el comienzo de una iniciativa inédita en Chile: por primera vez más de 250 bibliotecarios y profesores del país elegirían 12 mil títulos para las bibliotecas públicas equivalente a 40 mil ejemplares.

Hasta ahí todo bien. Sin embargo, a fines de enero pasado se dio a conocer el listado de los elegidos. Y esta semana editores y escritores han cuestionado el criterio de selección, muy parecido al ranking de los más vendidos en librerías. Entre los 10  primeros títulos escogidos  por los bibliotecarios, figuran las dos biografías de Felipe Camiroaga, una de ellas al tope de la lista, con 189 solicitudes. Además, aparecen las últimas novedades de Hernán Rivera Letelier, Pablo Simonetti, Isabel Allende y Pilar Sordo. Por ejemplo, el superventas erótico, Cincuenta sombras de Grey, de E.L. James fue pedido 25 veces y El gran Gatsby, de Scott Fitzgerald sólo en ocho solicitudes.

"La lista es muy parecida a la de los libros más vendidos en el mercado. Esto es el reflejo de la falta de una política cultural. En la biblioteca se está replicando lo que sale en televisión", dice Marisol Vera, directora de Editores de Chile. Ayer, el poeta Leonardo Sanhueza remató así su columna sobre el tema en el diario Las Ultimas Noticias: "¿Bibliotecarios públicos? Mercachifles, más bien". Ahora, eso sí, no es primera vez que una adquisición de ejemplares para bibliotecas causa controversia (ver recuadro).

Uno de los impulsores de este nuevo sistema de compra de libros, que se aplica en México y Argentina, es Gonzalo Oyarzún, subdirector del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas. "Más del 90% de las comunas del país no tienen  librerías. ¿Por qué no pueden leer la biografía de Camiroaga? Hay que ser respetuosos con el gusto de los demás. Y  Rivera Letelier lo más probablemente es que sea el próximo Premio Nacional de Literatura", dice Oyarzún. "Además, es penoso que se esté humillando a los bibliotecarios", agrega.

CRITICAS DISPARES

Hace dos semanas el Sistema Nacional de Bibliotecas públicas dio una buena noticia: el aumento, en 2013, de préstamos de libros en un 6,5% con respecto del año anterior. Pero la crítica de los editores sigue apuntando a qué estamos leyendo. "Esto prueba que las bibliotecas no están ayudando a mejorar la educación. Más bien están agudizando la crisis de los índices de lectura. Es necesario revisar este sistema de compra de libros", señala Matías Rivas, editor de Ediciones UDP.

La nueva iniciativa de compra equivale a un 30% del total de los títulos que adquiere al año Bibliotecas Públicas. "Lo más fácil es disparar con ventilador y practicar ese deporte nacional del chaqueteo, lo difícil es crear iniciativas para lo que no nos gusta comience a cambiar", dice Arturo Infante, presidente de la Cámara Chilena de Libro, entidad organizadora de la Filsa.

Mientras, Galo Ghigliotto, organizador de la Furia del Libro, cree apropiado el nuevo sistema de selección. "Pero el resultado no deja de ser decepcionante", dice. "Un bibliotecario debería preocuparse de completar la oferta de contenidos con lo que tiene más dificultades de circulación", agrega Ghigliotto. A su vez, Marisol Vera señala que es importante "que la gente lea lo que sea, está bien, pero ¿cuál es el rol formativo de una biblioteca?", apunta. Y profundiza en la falta de una política cultural. "Hay instrumentos y políticas, pero que van en dirección al funcionamiento del mercado".

"Todas estas críticas son en base al prejuicio", levanta la voz Cecilia Gutiérrez, coautora del libro Felipe Camiroaga. "Hay gente que no leía desde el colegio y con la biografía volvió a tomar un libro".