Tras un maratón de nueve días de moda, los desfiles de prêt-à-porter de la colección femenina Otoño-Invierno 2010-2011 de París llegaron hoy a su ronda final.

Tras las presentaciones de Dior, Jean Paul Gaultier, Balenciaga, Chanel y Yves Saint Laurent quedaron claras las tendencias. Y también lo mejor y lo peor de la pasarela:

Mejor:
El nuevo purismo en la moda la próxima temporada. Stella McCartney, Céline y Saint Laurent mostraron modelos puros, con cortes soberbios, que pese a todo resultaban muy femeninos. Finalmente, las fans de la moda podrán vestir modernas para ir a la oficina.

Peor: Como en la pasada edición, de nuevo Lindsay Lohan. La última vez se puso en ridículo como asesora artística de Emanuel Ungaro. Esta vez ya no se la vio en la tradicional casa, pero llegó como invitada VIP, tarde, y se perdió el desfile de Dior. Se dejó ver en otros desfiles, con un desafortunado pelo teñido de negro y lentes de sol.

Mejor:
La ambientación de Chanel. Un gélido paisaje con aguas heladas y resbaladizas se apoderó del Grand Palais. Muy en consonancia con ello fue el elegante look polar de las modelos: Karl Lagerfeld se deshizo de las curvas.

Peor: La Halle Freyssinet, donde algunos diseñadores top como Lanvin, Valentino y Maison Martin Margiela mostraron sus colecciones. Ya en otoño (boreal) todos odiaron el lugar, en el extremo sureste de la ciudad. Al cansado trayecto se sumó ahora el frío. Y el mundo de la moda tiritó en sus butacas durante el retraso de casi una hora en los desfiles.

Mejor: La revista "Grazia" repartió unos curiosos globos de papel de aluminio atados a una cuerda que parecían perritos falderos, y que muchas redactoras llevaron consigo a lo largo del día, como si fueran de verdad. Las periodistas japonesas no podían parar de reírse.

Peor: La presentación del libro sobre los 60 años de creatividad de Pierre Cardin (Editions Assouline). Cardin fue una vez una superestrella, y luego malvendió su marca. E igual de poco acertada fue la recepción en el antaño legendario restaurante Maxim's. El interior necesitaba un lavado de cara general, hubo que eternizarse para beber una copa de champán y apenas se vio a Cardin. Para colmo, el libro se adquiere por unos "módicos" 65 euros (45.900 pesos aproximadamente).