De la exploración terrestre a la galáctica puede haber un abismo de bermudas, leggins hasta las rodillas, poleras, chalecos y chaquetas de lino que los creadores de París cruzaron ayer en las pasarelas masculinas para la próxima temporada Primavera-Verano 2010</strong>.

Viajero del ensueño, el hombre del verano 2010 visto por Antonio Marras para Kenzo gozará de un atractivo especial, hecho de colores naturales y terrosos, y ropa sumamente exquisita y cómoda a la vez.

Cada uno de sus diseños y, desde luego, el lugar elegido para presentarlos, el Halle Freyssinet, fue un poético e inolvidable homenaje al descubridor del río Congo, el explorador, militar e idealista italiano Pierre de Brazza (1852-1905).

KENZO
En realidad, el desfile fue doble, pues Antonio Marras utilizó casi en su totalidad la inmensa nave industrial deslavazada del distrito XIII de París descubierta recientemente para el mundo de la moda.

Doble y fantasmagórico fue el recorrido del cortejo de maniquíes que se prolongó hasta los confines del lugar, allí donde ya nadie podía verlos, antes de volver todos juntos a recibir los aplausos finales.

La pasarela de verdad, con dos rústicas hileras de sillas plegables de madera a ambos lados, con su público y sus decenas de fotógrafos correspondientes, vivió uno de los más intensos momentos de estas jornadas de moda masculina.

La excusa fue una indumentaria construida sobre materiales técnicos combinados con algodón, lino, rafia, tejidos arrugados, rayados, príncipes de Gales y punto, siempre teñidos en tonos naturales.

Cuero trenzado, prendas confeccionadas en piel de serpiente pitón, adornadas levemente con estampados a cuadros y rayas, a veces con paisajes y motivos florales, salpicaron esta colección de prendas superpuestas, holgadas, pantalones anchos y bermudas, leggings, largas camisas, parkas, mochilas, grandes bolsos de viaje y sombreros de todo tipo.

Hubo también pequeñas chaquetas, aquí en versión exploradora, en lo que se confirma será una clara tendencia para el verano próximo.

Rosas acuarela muy muy pálidos, casi blancos; azules cielo igualmente clarísimos; verdes poco llamativos; camuflajes militares y azules 'denim' pero, sobre todo, grises, perla y de tonos metálicos, fueron los colores Marras/Kenzo 2010.

MIHARAYASUHIRO
No menos valiente pero sí más misterioso, el hombre del verano próximo del modisto japonés Miharayasuhiro debe prepararse para visitar desiertos, como Brazza, pero también planetas, incluido el famoso asteroide B612 donde el "Principito" de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944) cuida sus tres volcanes (dos de ellos activos y uno no) y su exigente y delicada rosa.

De modelo en modelo, el creador japonés plasmó para empezar su ideal masculino en poleras agujereadas, prendas superpuestas, pantalones amplios, pañuelos, gorros y botines todo terreno, en colores caqui, tierra y beiges.

Una serie de conjuntos de pantalones cortos o largos, en negro o marino oscuro, con chalecos negros a veces asimétricos, a veces de solapa esmoquin, sobre impecables camisas blancas, hacían pensar en el momento de retorno triunfante de un largo viaje o la preparación del próximo.

Algún broche en la solapa; alguna camisa de lentejuelas, rojas o negras, semioculta sobre conjuntos todo terreno, verdosos, beiges o negros; algún cinturón-faja de brillo insospechado y apenas visible o unas amplias bermudas plateadas, delataban una originalidad particular.

Al final, bajo su corona negra, el 'pequeño príncipe' meditabundo que cerró el desfile hacía pensar más bien en Hamlet que en un luminoso 'Principito'.

La proyección de imágenes del universo, todo un verdadero desfile de estrellas, utilizada como telón de fondo, lo confirmaba a su manera.