Hasta hace poco, miles de chilenos con discapacidad no podían disfrutar de un paseo cotidiano a la playa, ya que éstas no se encontraban acondicionadas para ellos. La arena quedaba muy lejos del camino, no había estacionamientos especiales o, sencillamente, las largas escaleras y pendientes irregulares se convertían en verdaderas barreras naturales junto al borde costero.
Hoy, sin embargo, la situación es diferente. O al menos ha mejorado. Según un informe del Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis), a lo largo del país existen 14 balnearios inclusivos, para que personas con dificultades de movilidad puedan desplazarse sin problemas, en sillas de ruedas u otros elementos, a través de una ruta accesible a la playa.
Además, un décimoquinto balneario está a punto de integrarse a ese mismo listado (ver infografía). Y tanto en la web de Senadis, como del Ministerio de Desarrollo Social, se publicó el mapa de las playas inclusivas.
Se trata de una realidad urgente, si se considera que "en Chile, el 12,9% de la población vive en esta situación, según el Primer Estudio Nacional de Discapacidad", se informa en Senadis.
El director nacional del organismo, Mauro Tamayo, valoró que lo que se ha logrado, pero también es claro respecto de la situación: "Hacemos un llamado a todos los organismos, públicos y privados, a jugársela por la inclusión y a contar con espacios de acceso universal".
Agregó que "lo básico es que le permitan a las personas con capacidades disminuidas, y a sus familias, visitar los lugares de esparcimiento y asegurar la participación de todos en las distintas actividades recreativas y culturales que forman parte del verano".
Playas inclusivas
Las denominadas "playas inclusivas" deben contar con un paquete de elementos básicos: una ruta de aproximación, conectada con parada de buses; una zona de estacionamientos accesibles y señalizados; y una red de paseos o costanera que ingrese a la arena mediante un recorrido liso y pavimento en buen estado.
Además, el acceso debe estar a nivel de la arena o contar con una rampa, de un ancho no menor a 1,20 metros, y cuya pendiente no tenga más de ocho grados de inclinación.
Según Senadis, la inversión aproximada para contar con una playa inclusiva es de $10 millones. Algunos de estos balnearios, sin embargo, también cuentan con servicios anexos, como baños más accesibles, "sillas anfibias" (que se pueden introducir en el agua, pero deben ser maniobradas por un tercero) y "bastones canadienses", utilizados como apoyo para entrar al mar.
En la playa Balneario Municipal de Antofagasta, hay elementos de este tipo. "Ahora también existe una rampa y podemos tener un acceso digno. Antes era súper caótico, mis papás me ayudaban siempre, pero ahora tengo más autonomía", cuenta Manuel Sandoval, un usuario con dificultades de movimiento.
Para impulsar estos lugares, Senadis informó que ha trabajado con el Ministerio de Obras Públicas y con financiamiento a partir del Fondo Nacional de Proyectos para la Inclusión.
Reñaca y Algarrobo
En la V Región, la playa rotulada como inclusiva es Reñaca. "Es necesaria la implementación de las rampas en todas las playas, ya que es importante para las personas que transitan en silla de ruedas", dice un turista. La Directora Regional de Senadis, Marisol Torres, asegura que "el solo hecho de habilitar rampas en las playas no significa que esos lugares sean inmediatamente inclusivos. La idea tiene que ver con un concepto cultural general, no sólo con la rampa para la arena, sino con todos el acceso y transporte".
En el sector entre Algarrobo y San Antonio no hay balnearios dentro del listado oficial. Jaime Gálvez, alcalde de Algarrobo, sostuvo que "estamos pensando plantear a futuro un proyecto para diseñar el parque Canelo Canelillo, que rodea a estas playas, y dentro de éste creo que puede salir el tema de los discapacitados".