El informe publicado por el Comité de Inteligencia del Senado el martes reveló que la Agencia Central de Inteligencia engañó rutinariamente la Casa Blanca y al Congreso acerca de la información que obtiene de la detención y el interrogatorio de sospechosos de terrorismo, y que sus métodos eran más brutales de lo que la CIA había reconocido, según señala la prensa local.
Las 500 páginas que resumen el informe de 6.300 carillas, fueron publicadas hoy tras cinco años de recopilación de más de seis millones de documentos e investigaciones sobre el uso de controvertidos procesos de interrogatorio a sospechosos y miembros de Al Qaeda retenidos en instalaciones secretas en Europa y Asia en los ocho años posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El informe indica que las "técnicas reforzadas" utilizadas por la CIA para interrogar a los sospechosos de terrorismo "no fueron eficaces" y no tuvieron resultados de relieve a los fines investigativos, se lee en el informe sobre torturas difundido por el Senado estadounidense.
El estudio del Senado también denuncia que la CIA "no condujo un conteo profundo o preciso del número de personas que detuvo, y del número de detenidos que no reunían el mínimo de condiciones de ser detenidas".
Por su parte, el director de la CIA, John Brennan, admitió que fueron cometidos errores pero insistió este martes que la información obtenida en las salas de tortura impidió ataques, "capturar terroristas y salvar vidas".
El resumen ejecutivo no llega a calificar las prácticas como tortura, pero la senadora demócrta Dianne Feinstein, la titular del panel, describe que "bajo cualquier definición, lo que hizo la CIA con los detenidos debe llamarse tortura".
Aparte de la táctica de ahogamiento simulado, la CIA privó de sueño a los detenidos, los embistió contra paredes, los mantuvo encerrados en cajas, los aisló por largos períodos y los amenazó de muerte.
Asimismo, el texto indica que, con la aprobación del personal médico de la CIA, al menos cinco de los prisioneros fueron sometidos a procedimientos "médicamente innecesarios" de "alimentación rectal" o "hidratación rectal", y otros tantos a baños de hielo.
"Uno de los interrogadores le dijo a otro detenido que nunca irían a juicio porque 'no podemos dejar nunca saber al mundo qué les hemos hecho'", relata el informe.
"Agentes de la CIA también amenazaron al menos a tres detenidos con hacer daño a sus familias, incluyendo a los hijos de un detenido y amenazando con abusar sexualmente de la madre de otro, y 'rajarle la garganta a su madre'", detalla el texto.
El informe del Senado describe asimismo las prácticas de asfixia simulada practicadas al reconocido como cerebro del 11-S, Khalid Shaikh Mohammed, así como a otros detenidos, definidos como "series de ahogamientos" que en muchas ocasiones les producían vómitos.
La senadora Feinstein, presidenta del Comité, presentó ante el pleno de la Cámara Alta el estudio.
Feinstein dijo que "nunca hubiera sido un buen momento para publicarlo", dado su contenido y la inestabilidad internacional en zonas como Medio Oriente, pero insistió en la necesidad de que sea utilizado "para restablecer los valores del país".
El informe apunta que funcionarios de alto nivel, entre ellos los ex directores de la CIA George Tenet, Porter Goss y Michael Hayden, exageraron varias veces el valor del programa de interrogación en las sesiones informativas secretas celebradas tanto en la Casa Blanca como en el Congreso, además de en discursos públicos.
Las conclusiones del informe "dejan claro cómo este programa era moral, legal y administrativamente un error", agregó la senadora.
No obstante, Feinstein defendió el papel de la agencia de inteligencia en su conjunto y apuntó a "unos pocos" encargados de ejecutar el brutal programa de interrogatorios.