En el Partido Republicano pocos demuestran públicamente tener tantas diferencias con las medidas de Donald Trump. Sin embargo, hay alguien que se ha convertido en la cara más visible de las críticas al nuevo gobierno: John McCain.
El ex candidato presidencial y senador por Arizona, se ha distinguido entre sus colegas conservadores por desafiar al mandatario cuando sus propuestas no le parecen. McCain, de 80 años, fue uno de los críticos del veto migratorio que prohibía el ingreso a refugiados y ciudadanos de siete países musulmanes y advirtió públicamente que no le parecía que el gobierno mantuviera relaciones cercanas con Vladimir Putin. Además, dijo que retirarse del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP) era un "serio error" y que sus intenciones de aplicar un impuesto a las importaciones de México para financiar el muro fronterizo, eran "una locura".
Días atrás McCain respaldó la petición de la Cámara de Representantes para que el mandatario entregue pruebas que respalden sus acusaciones contra Barack Obama, a quien denunció de haber intervenido los teléfonos de la Torre Trump durante la contienda electoral.
Pero eso no es todo. El senador que en 2008 enfrentó sin éxito a Obama, también reprochó la manera en que Trump se ha relacionado con el gobierno de Australia, luego que el Presidente estadounidense discutiera por teléfono con el primer ministro Malcolm Turnbull. Además cuestionó la fallida operación militar en Yemen, donde murió el primer soldado estadounidense bajo su mandato.
Y sobre el comentario que hizo Trump acerca de volver a utilizar técnicas de torturas en contra de los terroristas, McCain fue tajante: "No me importa lo que el Presidente de EE.UU. quiera hacer. Nosotros no vamos a torturar. La ley es la ley".
John McCain es un viejo conocido de la política estadounidense. No sólo es senador desde 1987, sino que fue precandidato presidencial en 2000 (perdió las internas frente a George W. Bush), mientras que en 2008 sí ganó la nominación republicana, pero luego el entonces candidato demócrata, Barack Obama, lo venció. En su juventud se graduó como aviador naval y combatió en la guerra de Vietnam. Su avión fue derribado en 1967 y estuvo cinco años como prisionero. A su regreso a Estados Unidos fue reconocido como un héroe de guerra y a comienzos de los 80 inició su carrera política, primero como congresista y luego como senador.
Trump no se ha quedado de brazos cruzados ante las críticas de McCain. De hecho, sus diferencias han sido notorias desde que asumió en la Casa Blanca, cuando deslegitimó al senador al decir que no era un héroe de guerra porque había estado prisionero durante los seis años que estuvo en Vietnam. "Me gusta la gente que no ha sido capturada, ¿ok?", señaló. Algo que se contradice con su propia historia, dado que el actual mandatario se eximió de hacer el servicio militar y de formar parte del Ejército cuando las tropas norteamericanas combatieron en el país del sudeste asiático.
Trump aprovechó su cuenta de Twitter para acusar a McCain de "envalentonar al enemigo" y "tratar de iniciar la Tercera Guerra Mundial". Pero el senador republicano se ha tomado esos ataques con humor. Cuando se anunció al nominado del Ejecutivo para la Corte Suprema, McCain dijo que creía estar viendo un episodio de The Apprentice ( El Aprendiz), el programa de TV que era conducido por Trump.
Por ahora, las críticas del senador respecto de Trump se han quedado sólo en palabras. Su oposición no se ha visto demostrada en acciones legislativas. McCain ha dado luz verde a muchos de los nominados para el gabinete del Presidente y ayudó a formar el comité para permitir que el general retirado James Mattis fuera elegido como secretario de Defensa, sin que cumpliera los requisitos para el puesto. Es más, ha trabajado de manera cercana con Mattis, con el secretario de Seguridad Nacional John Kelly e incluso con Michael Flynn, el asesor de seguridad de Trump que tuvo que renunciar debido a sus vínculos con Rusia.