La muerte de seis vacunos en Cunco, en La Araucanía, derivada en forma indirecta de la sequía, prendió la luz de alerta del mal presagio para los agricultores del sur del país. Si bien los animales consumieron rastrojos (desechos) y enfermaron, no habrían muerto si contaran con las habituales praderas verdes de la zona que, en esta época y por primera vez, lucen completamente secas.
"Del 31 de diciembre que no cae ni una sola gota de agua, y esto pasa (muerte del ganado) por la falta de agua, no porque estén flacos", sostiene el alcalde de Cunco, Alfonso Coke.
La postal que se repite entre las regiones IX y X, ha cambiado el panorama para los agricultores, que sufren por igual los estragos de esta sequía "estacional en el sur" para las autoridades, y "catastrófica" para las comunidades.
La propietaria que perdió una vaquilla recién parida, una vaca, dos terneros y dos bueyes, está preocupada por el futuro de su único capital: los 22 vacunos que le quedan. Geraldine Cabanca explicó que "si sigue así el tiempo no sabemos si los demás se van a escapar de morir. A lo mejor nos quédanos sin nada. Estamos todos en la incertidumbre"-
Sin embargo, el ministro de Agricultura, Carlos Furche, aclaró que "en el sur no se están muriendo los animales por la sequía. El caso de Cunco fue un efecto indirecto de la sequía, a raíz de una intoxicación por un pastoreo en zona de rastrojos de avena, descartándose otros casos. Se están tomando las medidas para ayudar a esos propietarios y, por otro lado, se han dispuesto recursos, más de $ 11 mil millones sólo para La Araucanía como zona de emergencia agrícola, al igual como se ha declarado a Los Ríos y Los Lagos".
La explicación del deceso no cambia la preocupación que se mantiene entre los pequeños agricultores, que temen no poder mantener a sus animales por la falta lluvia. "Así como pasó en Cunco, los animales buscan pastito o algo para comer y de ahí sacan un poco de humedad. Pero ahí es donde pueden comer cochinadas o pastos que les hacen mal y mueren envenenados buscando agua", dijo Claudio Santander, productor de la zona rural de Galvarino.
"El pasto, al estar tan seco, contiene menos agua y calidad nutritiva, por lo tanto, cuesta más digerirlo y obliga al animal a tomar agua para eliminar lo nocivo. Pero si no hay agua, el animal se enferma y su organismo falla", explica el veterinario académico de la U. de Chile, Patricio Pérez.
Similar es la preocupación de Edelmina Painelef, quien aseguró que es muy raro un verano sin una gota de lluvia en su natal Lautaro, donde trabaja la tierra para sobrevivir como pequeña productora. "Años que yo no veía esto, y será peor en los meses que vienen porque las napas no se recargaron, las vertientes están todas secas y hay partes del río Quillém en que pasa un hilito de agua y nada más".
La grave situación se extiende a la Región de Los Ríos y de Los Lagos, zona lechera por excelencia y donde están viendo los efectos más graves de la sequía, con un invierno que se avizora peor, cuando las reservas ya se hayan consumido por completo.
"Esto ha traído un problema adicional para muchos que están sufriendo con el no retiro de su leche, por una exigencia de la calidad que pone la industria. El déficit que existe de praderas y pasto verde para las vacas, hace que existan algunos cambios en la composición de la leche. Según algunas empresas lácteas, no se estarían cumpliendo ciertos requisitos", explica José Luis Delgado, director ejecutivo de la Asociación de Productores de Leche de Los Ríos (Aproval).
Por otro lado, al no poder mantener a sus animales, muchos han optado por venderlos antes de que mueran en invierno por falta de pastos. "Teníamos un 50% más de forraje guardado que el año pasado, pero nadie se imaginó lo que está pasando. Ahora se está consumiendo lo que estaba reservado para el invierno, y hoy, si uno camina o recorre en vehículos dentro de las pampas se levanta polvo, algo que antes no sucedía", afirma Eliott Solís, dueño del fundo Piedras del Paillahue, en Río Bueno, en Los Ríos.
Otro factor que empeora la situación de los agricultores son los incendios forestales que han aumentado las hectáreas afectadas en relación a la temporada pasada. "Cuando hay sequía, hay pasto seco y eso es un mejor combustible para la propagación de los incendios. Acá no llueve desde el 31 de diciembre, tenemos 20.200 hectáreas quemadas a la fecha y un pronóstico que se ve sin lluvias", sostuvo Mario Acuña, director de Conaf La Araucanía.