Jovanny Olmedo nació en Estados Unidos, pero es hijo de un chileno. Ama al fútbol y al país de su padre como si hubiese nacido ahí. Le gusta Colo Colo, pero como oriundo de San José, California, es seguidor acérrimo de los Earthquakes, el equipo de la ciudad que participa en la MLS estadounidense. La pasión por los Quakes la comparte con Nicolás Carrasco, chileno nacido en Concepción y también seguidor de Colo Colo, que llegó a San José a los 13 años de edad y desde entonces va al estadio con su amigo. Ambos son miembros de los San Jose Ultras, la barra oficial del elenco californiano, y van al estadio con la camiseta de la Selección chilena. Son conocidos como los "chilenos" y son considerados "apasionados" por el líder del grupo, un rumano llamado Dan.

"Él siempre nos dice que a los Ultras le faltan más chilenos, porque cantamos los 90 minutos del partido e incluso en el entretiempo", dice Olmedo respecto al rol que juegan en el grupo de 300 personas que conforman la barra. "Y que está creciendo cada día más", complementa Carrasco.

El fútbol en Estados Unidos se está abriendo terreno, pero su público es principalmente inmigrante. Muchos europeos, asiáticos y latinos componen las barras de los equipos del campeonato de la MLS. Estadounidenses también hay, pero son minoría en el caso de la barra de los San Jose Earthquakes, como señalan Olmedo y Carrasco. Entran bombos, banderas y lienzos. Pueden beber alcohol como en todo recinto deportivo estadounidense, pero no cometen desmanes. "Y cuando sucede un problema, el costo es alto", dice Carrasco respecto a un amigo que no pudo entrar al estadio en tres años por pelear con un integrante de los Imperials, la otra barra del equipo.

"Hay divisiones internas y es también un conflicto racial. Los Imperials son latinos que se separaron de los Ultras porque querían imponer el grito de puto cuando sacan los arqueros, pero no les aguantaron. Desde entonces entramos en conflicto y a veces hay enfrentamientos a combos. Es contradictorio que nosotros, siendo latinos, estemos en la barra que dirige un europeo, pero resulta que los Ultras son más inclusivos. Los otros no quieren a nadie más que latinos y están más preocupados de enfrentarse a nosotros que de alentar al equipo", dice Carrasco.

Olmedo comparte la visión de su amigo y cuenta que la organización de la barra no tiene relación con la dirigencia del equipo. "No reciben dinero de parte de ellos, todos ponen de su bolsillo para viajar. Una vez, me invitaron a Los Ángeles a ver un partido ante los Galaxy, pero yo no tenía plata. El loco (Dan, el líder de la barra) me dijo que eso no importaba y fui con ellos. Nos consideran bien, somos respetados los chilenos", dice.

La MLS es una liga nueva en el concierto internacional y el sistema de franquicias, como en otros deportes estadounidenses, permite que un equipo pueda cambiar de ciudad. Eso pasó con los Earthquakes en 2006, cuando se mudaron a Houston y pasaron a llamarse Dynamo. Y en 1996, cuando comenzó la liga de fútbol en Estados Unidos, se llamaron San Jose Clash. "Pese a todo, la identidad con el equipo nunca se perdió", dicen Olmedo y Carrasco.

¿Es posible ser chileno y sentir realmente pasión por un equipo de otro país? Contesta Carrasco: "La verdad es que al comienzo no lo sentía así. Siempre me gustó Colo Colo y estaba pendiente de lo que hacían en Chile, pero la distancia me impedía verlos en directo. Pero uno es hincha del fútbol y pude satisfacer esa necesidad con los Earthquakes. En un momento empecé a sentir un sentimiento real por el equipo, me motiva, me mueve la fibra, me interesa, me importa, me gusta cantar en el estadio y sufro y gozo. Es obvio que hoy no soy un hincha de cartón".

Si bien los Earthquakes están ubicados en la ciudad de San Jose, sus hinchas están en toda la zona que comprende la bahía de San Francisco. De hecho, en las calles de esa ciudad existen gigantografías de apoyo para el equipo y desaprobación para los Angeles Galaxy, el archirrival y máximo campeón en la historia de la MLS, con cinco títulos. Con ellos disputan el llamado Clásico de California.

"Cuando fuimos a Los Ángeles fue emocionante ver a hinchas de los Quakes en el estadio de los Galaxy. No hubo ningún problema, hay respeto entre los hinchas de equipos contrarios. Es un factor cultural que destaco. Por ahora somos cerca de 300, pero estamos creciendo. Los jugadores nos quieren, cantan con nosotros al final de los partidos y el año pasado tuvimos una cena con ellos", resume Olmedo respecto a su condición de barrabrava en un país como Estados Unidos.