En un estudio realizado por el Centro Miintimidad, con 1.172 pacientes mujeres chilenas, se encontró que la frecuencia de encuentros íntimos con sus parejas era de 4,2 veces al mes.

Generalmente son los hombres quienes demandan aumentar la frecuencia sexual, lo que genera frustraciones en sus parejas al no poder cumplir con los requerimientos, según la directora del Centro Miintimidad, Odette Freundlich. "Hoy en día con las largas jornadas laborales, las demandas de los hijos y los quehaceres del hogar, el tiempo de calidad para la intimidad escasea", admite.

A modo de ejemplo, "María, de 34 años, casada hace 6 años y con 2 hijos de 4 años y 2 años, me decía: 'salgo del trabajo, recojo a mis pequeños en el jardín infantil, entro a la casa agotada y ahí comienzan mis labores domésticas. Cuando mi marido llega a nuestro hogar, cenamos y lo único que quiero es dormir, lo último que pensaría es en tener algún encuentro sexual, tema que me angustia mucho pues él me pide que aumentemos nuestra frecuencia íntima", relata la experta.

LAS INVESTIGACIONES

Uno de los tantos estudios de la Society for Personality and Social Psychology, contradice la popular idea de que las relaciones que mejor funcionan son aquellas que más tiempo pasan en la cama, ya que a pesar de que la conexión física y el sexo son muy importantes, descubrieron que basta con hacer el amor una vez por semana con calidad para que la vida feliz en pareja funcione.

"No hay discusión alguna sobre que el sexo, la intimidad y la conexión física provoca muchos beneficios en la salud de las parejas, pero algunos estudios indican que la cantidad de encuentros no influye directamente en la felicidad, sino que la calidad de éstos", afirma Freundlich.

"Hay que informarse y derribar mitos; buscar momentos de privacidad con la pareja; planificar los encuentros íntimos; tener gestos cariñosos desde el inicio del día; preparar el ambiente y buscar el momento adecuado; planificar citas románticas; mejorar la comunicación; atreverse a contarle a la pareja qué te gusta y qué no; llegar a acuerdos en cuanto a la frecuencia sexual; trabajar el deseo sexual, pues este no llega espontáneamente; investigar la causa de la falta de deseo sexual; mejorar la creatividad y abrirse a explorar nuevas experiencias; no centrarse sólo en el coito; darse tiempo para el juego previo, y atreverse a consultar un especialista en sexualidad", aconseja la experta.