La estadounidense Serena Williams, número uno del tenis mundial femenino, se someterá a final de año a más análisis médicos, tras el problema que le obligó a retirarse del torneo de Wimbledon.
"Me asusté, porque no me di cuenta de cómo me sentía hasta más tarde", dijo en el marco del torneo de Stanford, donde el miércoles vuelve a las canchas tras una pausa desde su retirada en los dobles del Grand Slam londinense.
Williams, de 32 años, se mostró torpe, mareada y desorientada antes de retirarse del partido de segunda ronda de dobles que jugó en Wimbledon junto a su hermana Venus en junio, apenas dos días después de su eliminación en individuales en tercera ronda.
La campeona de 17 torneos del Grand Slam tuvo que pasar luego tres días en cama, y los médicos le prohibieron viajar.
Williams, cuya hermana Venus sufre un síndrome autoinmune, dijo que se someterá a más tests al final de temporada "por cosas que afectan a la familia". La número uno, doble campeona en Stanford, comparó lo sucedido a cuando en 2011 tuvo coágulos, por los que fue operada.