Un presente muy distinto. Después de 30 meses al mando de la ANFP, Sergio Jadue vive uno de sus mejores momentos ante la inminente clasificación de Chile a Brasil 2014. Al éxito deportivo alcanzado, se suman los logros administrativos que exhibe el calerano. Todo esto ha cambiado su imagen frente a los chilenos, que lo culpaban de ser uno de los responsables de la salida de la exitosa dupla de Harold Mayne-Nicholls y Marcelo Bielsa.
Su presente es muy distinto a los convulsionados días que vivió, después de ganar las elecciones en la ANFP. El mismo, de hecho, reconoce que dejó de sufrir con el costo personal y familiar que significó su llegada a Quilín en 2011, en medio de una extrema polarización dirigencial. Justamente, una experiencia que el dirigente de 34 años no quiere repetir.
Antes de partir a Turquía para seguir a la Sub 20, el ex timonel de La Calera dialogó con La Tercera, y contó la experiencia extrema que ha significado dirigir al fútbol chileno durante dos años y medio. Sabe que ya no es el mismo de antes. De partida ahora pesa 18 kilos menos...
¿Qué fue lo peor que le dijeron a su llegada a la ANFP?
No lo recuerdo. Los dolores de cabeza que tuve nunca se van a comparar con el comienzo, donde lo pase mal y debí sacar mucha fuerza para aguantar la carga negativa que había sobre mí. Ahí jugó un rol fundamental mi familia, particularmente mi mujer. Ahora, no sé si hubiese hecho lo mismo sin hijos. Alguien me preguntó una vez si pensaba en renunciar y yo decía "cómo voy a renunciar y darles la enseñanza a ellos, que cuando el barco está hundiéndose hay que arrancar", todo lo contrario.
¿No renunció por sus hijos?
En mi vida siempre me he movido por convicciones. Algunos me dicen que estoy acostumbrado a tomar "fierros calientes". Cuando me tengo fe y los propósitos están claros, los sacó adelante; lo hice en mi club y ahora en la ANFP. Cuando asumí debía postular al Mundial y todos esperaban que me fuera mal. De la nada empecé a hacer lobby con gente que no me conocía para conseguir el Sub 17 y la Copa América. Nunca estuvo en mi mente renunciar.
¿Cuánto afectaron sus convicciones el que se hablara de usted como un presidente de paso?
Hubo dudas de mucha gente y de los medios. Se especuló que este era un directorio de transición, pero no se les olvide que fui vicepresidente de la lista que ganó en noviembre de 2010. Además, mis condiciones siempre fueron claras de que sería presidente por los cuatro años del período.
Al asumir debió enfrentar una supuesta violencia intrafamiliar. ¿Lloró ese día en la ANFP?
No hubo lagrimas, pero estaba afectado. No podía creer la bajeza a la que habíamos llegado. Me sorprendió la fortaleza que me dieron mis pares.
¿Cree que expuso a su familia, en especial a su hijo mayor?
A mis niños desde chicos le transmití fortaleza, pero son vulnerables como niños. Al mayor le dijeron cosas, pero tuvo a sus papás. Yo no tuve padre, lo que genera muchas carencias. Mis hijos no tienen carencias, pero siendo chicos vivieron situaciones complicadas, que nunca me expresaron.
¿Fue difícil salir a la calle en un comienzo?
La imparcialidad de los medios predispuso a los hinchas. Pese a eso nunca cambie mis hábitos, seguí yendo al supermercado, a dejar a mis hijos al colegio e ir al mall. Lógicamente que en un comienzo uno caminaba y veía como la gente murmuraba y se pegaba codazos: "Ahí va, ese es". Hoy se acercan para pedir una foto o darme apoyo.
¿Los que lo conocen dicen que tiene 'cuero de chancho'?
Cuero de camello (afirma entre risas). Para este cargo es fundamental haber sido presidente de un club. Yo pasé por todas las etapas.
Pero acá fue diferente, las críticas iban más allá de lo futbolístico...
Estar acá es mil veces más complejo que un club. Lo que yo viví, fue 20 mil veces más extremo.
¿Qué sentía en esos momentos?
Mucha impotencia, pero mis convicciones me ratificaron como tenía que hacer las cosas.
¿Le hicieron daño las críticas?
Todo ataque hace daño, pero sólo fue "una raya más al tigre". Se me trató de matar políticamente, pero no pudieron. Pese a ello, no tengo rencor con nadie.
¿Cree que su juventud le jugó en contra?
Este país es caradura en ese aspecto. Se habla de oportunidades para los jóvenes, pero cuando viene alguien empiezan los reparos. Yo soy súper respetuoso de mis mayores, pero en el mundo ser joven parece ser más un defecto que una virtud. Soy el más joven en la ANFP, Conmebol y la FIFA, algo que jamás me ha complicado.
¿Afectó en algo su credibilidad?
Los que me conocen sabían de mi carácter aunque para el resto era muy 'jovencito' para el cargo. La sabiduría la dan los años, pero el impulso que tengo se transmite. Todas las instituciones agarran el ritmo que le impone su presidente. Hoy, la ANFP es una institución joven y con otro espíritu.
El precio de la fama
Justo a las 12 del día, Jadue interrumpe la conversación para tomarse las proteínas que indica el estricto régimen alimenticio que sigue hace un tiempo. "Llegué a pesar 96 kilos y a cansarme al jugar con mis hijos. Hoy me siento mucho mejor", relata, mientras entrega su receta para no desviar sus planes al convertirse en un tipo conocido al frente del fútbol chileno.
¿Cómo fue pasar del anonimato a ser reconocido en la calle?
Mi fama llegaba hasta Quillota (bromea). Es extraño ir a comprar pan y que te llamen por tu nombre o que en el supermercado te pidan una foto.
¿Cuándo cree que su imagen cambió para la gente?
El principal motor del cambio de actitud fueron los resultados de la Selección. El punto de inflexión fue cuando sacamos a Claudio (Borghi) y contratamos a Jorge (Sampaoli).
¿Eso afianzó su liderazgo, considerando que decidió el momento de hacer el cambio de técnico?
En toda actividad los tiempos son relevantes. Respeto mucho a mi directorio. Ellos entendieron el tiempo de sacar a Borghi. Son compañeros de trabajo que respetan mucho la palabra del presidente. Mi liderazgo siempre ha estado. Fui presidente de curso y de mi colectividad (Palestina) a nivel local, regional e iberoamericano.
¿Eso aminoró el impacto de convertirse en un tipo reconocido?
Lo más importante es entender que esto es circunstancial y que la historia deportiva va a escribir lo que uno hizo. Tengo una responsabilidad triple: con mi familia, el país y la colectividad que represento.
¿Le gusta el coqueteo con la fama?
Soy conocido no famoso, en una actividad muy mediática como el fútbol. Tengo los pies en la tierra. No me puedo nublar, en este cargo es muy fácil endiosarse. Hay gente que se enfermó, que declaró de forma mesiánica desde esta silla. Hay que tener cuidado, tranquilidad y jamás perder el norte. Para ello me repito a diario 'es el cargo no soy yo'.
¿Estos dos años han sido los mejores de su vida?
Han sido los más importantes, no los mejores, ya que nada se compara al día de mi matrimonio y al nacimiento de mis hijos. A nivel deportivo nada supera el ascenso de Unión La Calera en 2010.
¿El Mundial podría dejar eso atrás?
Todavía falta. Lo más importante es evitar los cálculos y enfocarse en ganar a Venezuela.