Sergio Ramírez (Masatepe, 1942) ha contado a través de sus múltiples libros, las tragedias, desgracias y algunas alegrías de América Latina. Escritor, periodista, político y abogado nicaragüense, su nombre ha quedado ligado al sandinismo, ya que ejerció como vicepresidente de Nicaragua entre 1985 y 1990, durante el primer mandato de Daniel Ortega. Eso sí, desde hace años que los caminos de ambos corren por rutas diametralmente opuestas. Desde Managua, donde lidera el V Encuentro de narradores Centroamérica Cuenta (del 22 al 26 de mayo), conversó con La Tercera acerca del particular momento que vive la región.
¿Cómo ve el panorama actual de la izquierda en América Latina?
Creo que la izquierda representó durante mucho tiempo una alternativa de reivindicación social. Hasta la caída del Muro de Berlín la izquierda democrática tuvo una cierta enemistad con la economía de mercado. Cuando cae el muro la izquierda se queda sin alternativa económica, sobre qué proponer. Así, la izquierda comienza a asumir los riesgos de la economía de mercado y deja a un lado la economía estatista, intervencionista. La izquierda, además, no se volvió inmune a la corrupción. Siempre se asoció la idea de izquierda con rectitud y ética. Si vemos lo que ocurrió en Brasil, con el Partido de los Trabajadores y el revoltijo de corrupción, el PT no resultó ajeno. Hay un agotamiento de este modelo que se quedó sin contenido. En América Latina agotó sus grandes figuras.
¿A quién mencionaría como esas grandes figuras?
Lula, quien aparece arriba en las encuestas, pero me parece agotado. Ricardo Lagos, una figura única del socialismo, no pudo arrancar su candidatura pero no porque no sea una figura de prestigio, sino porque los tiempos han cambiado.
También está el caso de Hugo Chávez, referente del Alba.
Pero eso es muy aparte. Es otro tipo de izquierda, más emergente, populista. Lula no es populista, porque le da continuidad al programa iniciado por Fernando Henrique Cardoso. Chávez es otro tipo de fenómeno muy diferente y ya vemos en lo que está acabando.
¿El populismo le ha ido quitando espacio a la izquierda más tradicional?
Ese Socialismo del Siglo XXI está llegando muy rápidamente a su agotamiento. En primer lugar nunca fue homogéneo. En Ecuador, Rafael Correa salió bien, porque salió por la vía electoral, democrática. Maduro saldrá muy mal. Y de Evo Morales depende si se empeña en salir adelante, reeligiéndose. Aquí hay una contradicción muy interesante porque estos gobiernos llegan al poder apoyados por el voto popular, pero ya no consideran la alternancia democrática como una prioridad, sino como un instrumento para perpetuarse en el poder. Y eso ha contribuido para su agotamiento tan rápido.
La crisis venezolana se agudiza cuando Chávez muere y asume Maduro en marzo de 2013. ¿Qué podría pasar en Venezuela?
Eso es muy difícil de predecir. Creo que Maduro está apostando al agotamiento de la oposición en la calle, pero me parece que no lo consiguió. Ya no consiguió que la gente se vaya de la calle. Eso no puede durar mucho, antes de que el Ejército se parta por la mitad.
¿La salida para poner fin al caos en Venezuela depende del rol del Ejército entonces?
Pienso que sí. En última instancia si ves la reciente historia de Venezuela el Ejército ha intervenido desde Carlos Andrés Pérez en adelante, con el golpe a Chávez, etc. No le veo ninguna posibilidad a Maduro, que está cada vez más aislado.
¿Los caudillos, como el propio Chávez o Lula están en retirada en la región? Se lo pregunto porque también Raúl Castro dejará el poder en 2018 ¿Daniel Ortega en Nicaragua sería el último caudillo de la Guerra Fría?
Claro. El Socialismo del Siglo XXI no ha sido homogéneo. Daniel Ortega se alió ahora con la empresa privada y lo que tiene es un régimen corporativo. Aquí gobierna él, la empresa privada y los trabajadores, éstos últimos convertidos en un adorno. No hay agitación social como ocurre en Venezuela por el particular sistema implantado por Ortega.
¿Cómo se observa desde Centroamérica la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca?
El fenómeno de la migración afecta principalmente a El Salvador, Guatemala y Honduras. En Nicaragua los inmigrantes van al sur, a Costa Rica, porque en ese país el PIB es 10 veces más alto que en Nicaragua. Tenemos aquí una tierra prometida más cercana, en vez del viaje a México.
Nicaragua es aún un país muy pobre. De hecho, en la película La La Land hay una escena en que se menciona a Nicaragua como una nación subdesarrollada. ¿Reconoce algún avance?
Nicaragua quedó en el imaginario en Estados Unidos ligado a la contra y al sandinismo. Me sorprendió esa mención en La La Land. Como la política de Trump es tan errática, dudo que Trump sepa quién es Daniel Ortega y qué país gobierna.
¿Cómo ha sido la gestión hasta ahora de la primera dama nicaragüense, Rosario Murillo, como Vicepresidenta?
Ella ha tenido un gran poder. Creo que continúa en ese papel.
¿Ortega se está quedando solo dentro del panorama regional ante la crisis venezolana y la futura salida de Raúl Castro?
Desde que Ortega asumió el poder Cuba no ha tenido un peso decisivo, ni el apoyo económico ni político, más que la solidaridad tradicional. Y el apoyo de Venezuela ha disminuido radicalmente. Ahora Nicaragua compra el 90% del petróleo en el mercado internacional.