"Chile se podía dar una fiesta de cuatro años. Pero no de ocho años. Eso sería nefasto. Ahora hay que limpiar la casa, lavar los platos y ordenarse para pensar qué es lo que queremos para adelante. Pero lo que he visto tras la primera vuelta es que no se ha entendido que la fiesta se acabó. Y la fiesta se acabó".
Esa es la principal reflexión que hace Sergio Urzúa, coordinador de Políticas Sociales de Clapes-UC, en relación al escenario actual del país, con miras a la segunda vuelta electoral. Y es que, a su juicio, gran parte del desarrollo del país estaría en juego el 17 de noviembre, razón por la cual tampoco dudó en criticar la propuesta de Sebastián Piñera respecto de avanzar en gratuidad, lo que califica como una "pésima idea".
¿Cuánto se juega el país, a su juicio, en las elecciones presidenciales del 17 de diciembre?
Mucho, porque las visiones que se ofrecen son muy distintas. El senador (Alejandro) Guillier ha tomado una opción al menos compleja en cuanto al diagnóstico de la realidad del país. Si uno quiere avanzar al desarrollo, se debería acotar el uso de recursos que no son socialmente rentables, y me parece que en muchas dimensiones lo que su programa tenía y las cosas que se le van sumando apuntan a algo muy contrario. En este sentido, para efectos de mirar para adelante, el candidato Guillier mira por el retrovisor, y no viene a hacerse cargo de los problemas que son reales. Por su parte, en el programa del ex Presidente (Sebastián) Piñera si bien hay errores, como en el tema de gratuidad, al menos hay una visión modernizadora, de acelerar el paso y acercarnos al desarrollo, no alejarnos.
¿Se refiere a sus dichos en relación a avanzar en gratuidad?
Sí. Es un tema que al candidato Guillier le acomoda mucho, porque no tiene ataduras respecto de eso, además está tratando de atraer al Frente Amplio, que toma esto como casi un objetivo de vida, de gratuidad universal, algo que es una pésima idea. Y el ex presidente ha abrazado por alguna razón lo que yo considero una mala idea desde el punto de vista técnico.
Entonces, a su juicio, ¿Piñera se equivoca en esta línea?
Sí, se equivoca en avanzar en gratuidad, porque es un error desde un punto de vista técnico avanzar en este sentido.
¿Cree que eso le puede costar votos desde su sector?
En la medida en que la gente considere que esa promesa no es creíble, es posible. Cuando hay un candidato presidencial que se opone a la gratuidad, y después sale diciendo que la gratuidad no es tan mala, al menos es anormal y puede generar dudas. Pero no soy experto electoral.
¿Cómo argumenta que no es una buena política pública avanzar en gratuidad?
Si me dices que el precio de cualquier cosa es cero, cualquiera está fascinado, desde un punto de vista individual. Pero desde un punto de vista social, y ahí es donde está la responsabilidad política, el costo/oportunidad de los recursos que están destinado a lo que han sido las distintas reformas educacionales de la administración de la Nueva Mayoría, en particular lo que ha sido gratuidad, es altísimo. Es decir, existen muchísimas otras necesidades de mucha mayor importancia y mucha mayor prioridad, que estar entregando gratuidad universitaria.
¿Como cuáles?
Basta mirar al Sename. Esa es una cosa escandalosa. La necesidad de mejorar la educación básica es cosa de ir a un colegio básico en Chile. Los atrasos son inmensos. Por lo tanto, la verdad es que no puedo ni entender ni justificar desde un punto de vista técnico la gratuidad; llevo cuatro años planteando que es carísimo y regresivo, tanto entre generaciones como dentro de una generación. Lamentablemen- te, tal como en la pelea que dimos por la selección de mérito, creo que está medio perdida. Y lo que hace el ex presidente cuando apoya la idea es generar un precedente para efectos de una mala política pública.
¿Aunque haya un aumento significativo del PIB tendencial?
Incluso si así fuese. ¿Cuándo sería razonable entregar educación gratuita a aquellos individuos que tuvieron por alguna razón la oportunidad de ingresar a la universidad? Bueno, cuando tengamos todas las otras cosas resueltas, que son muchas.
Por su parte, Guillier propuso condonar un 40% de la deuda del CAE...
Plantear eso demuestra poca seriedad. Cuando dice condonar al 40% más vulnerable. ¿De que 40% habla? ¿De la familia del estudiante o del que egresa? Tendría que ser al egresar. Entonces, cuando uno mira las estadísticas, entre aquellos que estudiaron con CAE y egresaron, el porcentaje de individuos que está en el 40% más vulnerable es muy bajo. La educación superior aumenta los ingresos. Eso no solo hace la idea de Guillier financieramente factible, sino, además, prueba la regresividad de la gratuidad en educación superior. Este touché autopropinado demuestra la liviandad que domina el debate.
¿Calificaría algunas propuestas como "populistas"?
No, populismo es una hegemonía respecto de qué es lo correcto y un sentimiento que la persona populista es la única representativa de la gente. Y personalmente no creo que ninguno de los dos candidatos en carrera hoy cae en esa caracterización. Otros sí caían. Pero son ideas que caen en un ímpetu electoral.
Distorsión de la realidad
¿Por qué cree usted que se da este escenario?
Es que se cree que en Chile hay plata, parafraseando a la ex candidata (Beatriz) Sánchez. Y ahí se equivoca. Las deficiencias son inmensas. En cualquier barrio de clase media las fallas en infraestructura son gigantes, los pasajes son chicos, los cables colgando, los colegios son malos. ¿Y de verdad nos vamos a gastar la plata en educación superior? Es evidente que hay una distorsión de la realidad. La decepción no se pasa con ofertones, eso es una aspirina. Y, además, el legado de la Presidenta Bachelet nos va a salir caro.
¿En qué sentido?
En que Chile no se puede dar una fiesta de ocho años. Chile se puede dar una fiesta de cuatro años. Una fiesta de ocho años sería nefasta. Y no digo que vamos a ser Venezuela ni mucho menos, no. Digo que vamos transitando hacia el desarrollo, eso es lo que estamos buscando. Y una fiesta de ocho años va a postergar eso más del doble del tiempo.
¿Qué le pareció el ingreso del economista Ricardo Ffrench-Davis a la candidatura de Alejandro Guillier?
Él es un gran profesional. Pero uno se pregunta: ¿Quiénes más? Dónde están, por ejemplo, los grandes economistas del equipo de Carolina Goic, que son de primer nivel. Me refiero a los (Alejandro) Foxley, José Pablo Arellano, Manuel Marfán, Dante Contreras, etc.
¿Le hace ruido que no estén?
Mucho ruido. Hay una señal de que algo funciona mal. He podido conversar con gente de ese grupo y no quieren participar. Hay decepción y preocupación, que desde el debate técnico está bien justificada. Si uno mira las propuestas y visión de país de Guillier, yo mirándolo desde afuera, más nos aleja que nos acerca al desarrollo.
¿Qué área considera urgente avanzar mirando estos objetivos?
Modernizar el Estado es urgente, es una piedra de tope para el desarrollo sin ninguna duda.
Esa modernización, ¿incluiría recortes o ajustes en el sector público?
Por supuesto. Eso siempre tiene que estar en tabla. Quién podría argumentar que no hay ingredientes de esos sistemas que son deficientes y que deben ser revisables. Existen ineficiencias en el aparato público, sin duda alguna. Uno mira los salarios, han aumentado en forma importantísima, mucho más que el sector privado. El empleo público ha aumentado en forma explosiva.
¿Pero dónde haría los ajustes?
La evidencia ha demostrado que el sistema de capacitación actual no funciona, hay un consenso en eso. Por ejemplo, en 2016 la inversión pública en "Impulsa Personas" (ex franquicia tributaria) fue cercana a US$ 250 millones. Allí hay recursos que pueden tener un mucho mejor uso. Ha faltado la convicción política para intervenir al Sence