La tramitación del proyecto de ley que busca fortalecer la institucionalidad del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), que actualmente se encuentra en su segundo trámite legislativo en la Comisión de Constitución del Senado, ha generado dudas entre gremios y analistas.
Desde el comercio y el sector relacionado a las telecomunicaciones, advierten específicamente su disconformidad con la facultad de que el nuevo Sernac pueda fiscalizar, dictar normativas de carácter general, sancionar, interpretar la Ley de protección al consumidor y multar. "Son muchas facultades para un sola institución", sostienen.
Justamente ante este escenario, esperaban que las indicaciones -presentadas la semana pasada por el Ejecutivo- flexibilizaran estas normativas. Sin embargo esas expectativas no se concretaron dado que, a su juicio, el Gobierno reforzó aquellas atribuciones.
Desde la Cámara Nacional de Comercio, el nuevo titular del gremio, Manuel Melero, planteó que "hay un discurso muy ideologizado" detrás del proyecto. "No creemos que haya un abuso permanente en desmedro de los consumidores", criticó.
Sobre a las nuevas facultades de la institución, Melero considera que "es un exceso que el Sernac pueda normar y además fiscalizar y sancionar. Es juez y parte, la nueva institucionalidad tiene una concentración de poder que podría ser contraproducente (...) hay muchos otros organismos del Estado que tienen facultades normativas y esas facultades pueden chocar con el Sernac
¿Hasta dónde llega el Sernac y los otros servicios que norman?". En esa misma línea Guillermo Pickering, presidente de la Asociación de Telefonía Móvil (Atelmo), reveló que la iniciativa es justamente la principal preocupación del gremio. "No hay ningún organismo que pueda concentrar tantas facultades como está en el proyecto del Sernac (...) ninguna institución fiscalizadora, ni superintendencia tiene todos esos poderes", alertó.
Por su parte, Jorge Hermann, de Hermann Consultores, sostiene que las indicaciones presentadas por el Ejecutivo "son sólo mejoras cosméticas, que no cambian el fondo y que entregan un excesivo poder a una autoridad unipersonal".
Al igual que los dirigentes gremiales, Hermann comparte la idea de eliminar la facultad normativa de la nueva institucionalidad, argumentando que "el riesgo de intervención al mercado por medio de normas dictadas por un funcionario de turno, es un tema que podría traer serias complicaciones. El Sernac no debe tener tantas atribuciones juntas".