Son lindos, carismáticos y tienen talento. Y aunque hablan poco, es indudable la actual saturación que existe con las figuras de Kristen Stewart y Robert Pattison, las estrellas de la saga de vampiros Crepúsculo.

Primero fueron los reportes de la supuesta obsesión del veinteañero galán por su coporotagonista, luego siguieron las notas con el romance secreto, después las peleas y esta semana, como remate, los tabloides embarazaron a la actriz y dieron por terminada a la pareja. Agotador.

Desde siempre Hollywood ha jugado con la publicidad a través de los romances ficticios y verdaderos de sus estrellas. Pero en los últimos años, esta dinámica se ha hecho odiosa y cansadora, creando, incluso, su propio código para nombrar a sus objetos de obsesión: Bennifer (Jennifer López y Ben Affleck), Tomkat (Tom Cruise y Katie Holmes), Brangelina (Brad Pitt y Angelina Jolie), Speidi (las figuras de reality Spencer Pratt y Heidi Montag). 

Y parece que en esta nueva pasada las víctimas son Stewart y Pattinson. Una lástima por ellos, porque realmente no parecen buscar esta exposición, sólo tienen que sentarse a esperar a que lleguen nuevos candidatos y cumplan su turno.