"Si las empresas tienen un dueño claro detrás, se manejan mejor en el largo plazo. Hay mayor resiliencia. En una compañía donde eso no ocurre, la tendencia, a veces, es a incentivar el corto plazo". Así resume Mauricio Larraín, director de ESE Business School de la Universidad de Los Andes, el ADN de las compañías familiares.

Este tipo de empresas es responsable de entre el 50% y el 70% del Producto Interno Bruto (PIB) y del empleo en general, en el mundo. Y justamente, por la importancia que tienen, en 2005, el ESE creó el Premio a la Familia Empresaria del Año, que en su versión 2013 recayó sobre la familia Cousiño -dueña de Viña Cousiño Macul y de Inmobiliaria Crillón- y que se entregará, junto a La Tercera y Credit Suisse, el próximo 23 de octubre.

Detrás de la historia de negocios de este grupo, originado en las actividades empresariales de Matías Cousiño, en 1835, hay algunas lecciones que aprender, sostiene Larraín. "Han sabido manejar bien el corto y el largo plazo. Y eso ha sido a través del tiempo", dice.


Los Cousiño están íntimamente ligados a la historia de Chile: fueron precursores de la industria del carbón y del ferrocarril, participaron en la minería de plata en Chañarcillo y legaron al país obras como el palacio Cousiño y el parque Lota. Hoy son los hermanos Carlos, Emilio y Arturo Cousiño Valdés los continuadores de esa saga empresarial.

Larraín resalta de ellos otro elemento positivo: han trabajado evitando el sobreendeudamiento y crecimiento explosivo. "La familia ha mantenido el foco en la actividad empresarial, con bajo perfil y una ética del trabajo muy fuerte", afirma.

Este último es uno de los aspectos característicos de las empresas familiares. "La ética del trabajo, el esfuerzo, el integrar a la familia en el quehacer diario, por la gran confianza que hay", agrega.

Familias empresarias


De acuerdo con estudios realizados por el ESE, las empresas familiares, en general, no pasan más allá de la tercera generación. Con excepciones, claro, como los Cousiño. "Es la única familia de negocios de cierta importancia en el país, que está en la sexta generación en Chile", subraya Jon Martínez, titular de la cátedra Jorge Yarur Banna, del ESE Business School, y secretario coordinador del jurado del premio.

"Mas allá de la tercera generación, no hay más de 5% de familias empresarias en el mundo", lo que se reduce a 1% si se consideran aquellas que sobrepasan la quinta generación. "En un país joven como Chile es más difícil todavía", comenta.

Desde su punto de vista, las empresas familiares "están en la cuna de la economía y del sistema social de mercado en todos los países del mundo, porque es la forma lógica y natural de emprender". Pero hay matices: en Estados Unidos y Canadá, por ejemplo, cuando las empresas empiezan a crecer, "dejan de ser familiares más pronto", indica el académico. En el segmento de compañías medianas y grandes, en esos países la presencia de controladores ligados a familias es menos frecuente que en Chile, por ejemplo. Por el contrario, en países de raíces latinas, como España, Italia, Francia y Portugal, se da más naturalmente la asociación familiar, dado que se trata de un tema más arraigado culturalmente.

A nivel de las grandes, en Estados Unidos un tercio de las firmas rankeadas en el S&P 500 o en Fortune pertenece a una familia. En Europa, asimismo, esa proporción sube a cerca de la mitad, complementa el ejecutivo, mientras que en América Latina y Asia, aproximadamente, entre 60% y dos tercios de las grandes compañías siguen en manos de ellas.

En Chile, en tanto, ese porcentaje fluctúa entre 60% y 65% de las empresas cotizadas en Bolsa.