Sin una explicación concreta, novelas como "1984" de George Orwell han aumentado sus ventas en medio de la creciente tensión entre los medios y el gobierno del nuevo presidente de los Estados Unidos.
Según consigna The Independent, una teoría que explicaría el interés por este tipo de lectura sería el uso de la frase "hechos alternativos" por parte de la asesora de Trump, Kellyanne Conway, a la hora de defender las declaraciones realizadas por el jefe de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer.
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El concepto pertenece a Orwell, al igual que el "doble pensamiento", una idea clave en el régimen totalitario que reina dentro del futuro distópico que el autor creó en su novela.
Para comprender mejor la administración de Trump, reunimos libros que explican ciertas nociones que se pueden apreciar en lo que ocurre hoy.
"Un mundo feliz" de Aldous Huxley (1932)
En esta ficción, la sociedad estrictamente segregada es esclava del fordismo, el consumismo, la búsqueda del placer y un antidepresivo llamado "soma".
Sin embargo, la imaginación de Huxley de un año 2540 se diferencia de "1984" en que la población es feliz en su homogeneidad controlada, donde la libertad resulta temible y la individualidad es una amenaza.
Esta utopía negativa recuerda a la insistencia de Trump en devolver a América su "grandeza" sin especificar a qué se refiere. Recuerda al énfasis que pone en la producción cotidiana de los trabajadores y al deseo de controlar la prensa.
"Nosotros" de Yevgueni Zamiatin (1924)
Siendo la presunta novela que inspiró a "1984", esta distopía rusa se ubica en la época posterior a una guerra de 200 años en que se disputó una sustancia sin nombre que exterminó a casi toda la población.
Un Estado totalitario, que abusa de una vigilancia masiva, controla al mundo. Una pared gigante separa a los ciudadanos de un exterior post-apocalíptico y primitivo. Ésta resulta una lamentable referencia a los planes de construir un muro entre los Estados Unidos y México.
"El señor de las moscas" de William Golding (1954)
Un grupo de niños varado en una isla pone en marcha una sociedad "democrática" que pronto se transforma en un caos sádico y salvaje.
La tensión entre el individuo y la colectividad, la naturaleza del poder que corrompe al hombre y los defectos fundamentales de la sociedad son explorados en esta novela que trabaja tópicos familiares.
Por ejemplo, el enfoque casi obsesivo en un "enemigo común" o amenaza ("La Bestia") como medio para controlar a la población. Una técnica utilizada hasta el cansancio por Trump.
"Fahrenheit 451" de Ray Bradbury (1953)
La quema de libros, el último símbolo fascista, se utiliza como alegoría para explorar temas de censura, esclavitud y represión política en esta obra literaria.
A medida que la administración Trump continúa su guerra con los medios de comunicación, desacreditando los informes contradictorios como "noticias falsas" y amenazando con silenciar a la prensa, sólo se puede luchar para que la destrucción de textos no siga.
"El cuento de la criada" de Margaret Atwood (1985)
Esta ficción se sitúa en el período posterior al colapso de América. En el relato existe la dictadura militar autoritaria de Galaad, dirigida por un movimiento de fundamentalistas cristianos.
Los derechos humanos son limitados y la autonomía femenina está casi destruida. El género se considera sólo un bien con fines reproductivos. El aborto es el más alto de los crímenes y las mujeres estériles son discriminadas.
Lo anterior tiene relación con la nueva "regla de la mordaza" de Trump sobre la materia y la forma en que su guerra contra los derechos reproductivos de las mujeres se ha vuelto global. Esto trae consigo su retórica peligrosamente misógina.
"Eso no puede pasar aquí" de Sinclair Lewis (1935)
Publicada desde un contexto fascista en Europa, esta novela semi-satírica narra cómo un político llamado Berzelius "Buzz" Windrip derrota a Franklin Roosevelt y se convierte en presidente.
Este demagogo de tipo hitleriano, elegido a espaldas del patriotismo, se opone a un periodista y a la rebelión subterránea que ayuda a los disidentes a escapar a Canadá.
La realidad con la ficción es paralela en este caso. Y la desgarradora ironía del título debería servir de advertencia a todos.
"Hijos de los hombres" de P. D. James (1992)
Ningún niño ha nacido durante décadas en Inglaterra. La sociedad está amenazada con la extinción masiva.
La democracia ha sido abolida, la sociedad es gobernada por un tirano, y el odio público contra los fugees que están huyendo a otros países muestra un frenesí xenófobo.
Uno recuerda la retórica anti-inmigrante de Trump y el desconcertante hábito de confundir refugiados sirios con terroristas islámicos fundamentalistas.
Sin embargo, la ironía más dolorosa está en que el mandatario estadounidense firmó una orden prohibía a los refugiados sirios y a los inmigrantes musulmanes entrar en América. Y lo hizo en el Día Internacional del Recuerdo del Holocausto.