Una encuesta de Laborum.com dice que más del 50% de los chilenos detesta los lunes. Es, de hecho, el día que más rechazo provoca en la gente que trabaja. Tomando en cuenta el dato, no vale la pena siquiera preguntar qué piensan de "el" lunes, el primero de marzo, día que normalmente marca la vuelta al trabajo después de dos, tres o tal vez más semanas de vacaciones. Un día que puede provocar la aparición del síndrome post vacacional -ese estado en que el trabajador no puede sobrellevar el proceso de readaptación a la rutina y que se manifiesta con síntomas ansiosos- y que le ocurre a cerca del 40% de las personas entre 25 y 40 años. Por eso, se hace urgente una preparación sicológica para prevenirlo. Acá, algunas recomendaciones.
1. Tenga un panorama
Invente instancias de recreación para amortiguar el golpe del lunes y evitar ansiedad o desgano. ¿Qué hacer? "Una buena idea es ir a comer con amigos que no has visto hace tiempo y conversar sobre las vacaciones para alivianar ese primer día. Que el panorama ojalá sea en tono vacacional, en una terraza, por ejemplo", dice Nicole Papazian, jefa de Marketing & Comunicaciones en Adecco Chile. Priscila Gutiérrez, consultora senior de Michael Page, dice que es ideal la actividad física, porque desestresa y libera tensiones. "El cambio es tan brusco que idear actividades es una forma de generar motivaciones en el cerebro para querer terminar la jornada laboral", explica María Angélica Zulic, sicóloga y gerenta general de Laborum.com.
2. Haga una transición
La recomendación de los expertos es volver a la oficina un miércoles para acortar la primera semana. Si resulta inevitable reaparecer el lunes, la recomendación es no aterrizar directo en el trabajo. "Llegar de golpe no es buena idea, porque tú no puedes cambiar el switch mental de un día para otro. No funciona sicológicamente", advierte María Angélica Zulic. Entonces, retome el ritmo de a poco: regrese a la ciudad dos días antes, normalice los horarios de sueño y de alimentación, vaya al supermercado, riegue el pasto, arregle su ropa… Los asuntos domésticos ayudan a retomar la rutina y amortiguarán el efecto lunes. Priscila Gutiérrez agrega que mentalizarse sobre el regreso al trabajo durante los últimos días de vacaciones también ayuda a prepararse frente a distintos escenarios que se pueden encontrar, incluyendo situaciones críticas. Y ojo con esto: el proceso de aclimatación a la rutina dura entre tres o cuatros días.
3. Elija con pinzas la ropa
La revista Forbes lo describe como "vestirse para el éxito". El solo hecho de elegir la ropa adecuada sirve para sentirse bien con uno mismo, construir confianza e irradiar energía positiva. En Forbes incluso sugieren la opción de estrenar una tenida. "Uno llega de vacaciones con una imagen distinta. Al ser humano le gusta demostrar felicidad y, en este caso, que las vacaciones estuvieron increíbles", comenta María Angélica Zulic.
4. Relate sus vacaciones
Esto es simple: funciona como una manera de contagiar de buenas vibras al resto y de liberar tensiones, pues compartir experiencias de por sí ya es motivo de distensión. "Eso permite tangibilizar todo lo que generó placer en las vacaciones, porque uno transmite a los otros lo más importante. Y cuando los compañeros escuchan esa instancia de validación, se genera la eliminación de la ansiedad a nivel cerebral. Eso libera la presión", explica María Angélica Zulic.
5. Regule la autoexigencia
Está bien: las vacaciones sirven para recargar pilas. Pero el primer día (o la primera semana) no es el momento de poner todo en la cancha. Es normal trabajar a un ritmo más lento los primeros días, especialmente el lunes. Además, cuando las personas logran desconectarse en las vacaciones, regresan al trabajo con la nube negra encima de la cabeza: sienten que les espera mucho trabajo, que deben resolver cosas pendientes, que el listado de correos sin leer le dará sorpresas incómodas o que los van a recibir con problemas. Estructurar de manera progresiva las responsabilidades -con una carta gantt, por ejemplo- genera una sensación de control y de equilibrio. Ni pensar en llevarse trabajo a la casa ni en quedarse horas extras en la oficina.
6. No tome grandes decisiones
Este primer día y los que le siguen, trate de realizar funciones rutinarias, como contestar correos (del más nuevo al más antiguo: así se percatará qué problemas ya fueron solucionados y disminuirá la ansiedad), devolver llamados y ponerse al día con las nuevas tareas. Pero deje de lado las labores titánicas: "No estás al ciento por ciento en tu nivel de concentración ni involucramiento en las tareas, entonces la toma de decisiones no va a ser la mejor y puede inducir a error", advierte María Angélica Zulic. Transversalmente, los jefes entienden que las personas no están al ciento por ciento ese día, agrega Nicole Papazian, pero si la exigencia es inevitable, la recomendación es llegar más temprano, tener los correos leídos y estar informado de qué está pasando en la empresa.
7. No descuidela alimentación
No se trata de compensar los kilos de más (¿o de menos?) que trajo desde la playa. En este punto hablamos de la rutina. En las vacaciones nos alimentamos a cualquier hora y la dieta se desbalancea. Nada que ver con los horarios y rutinas de la oficina. Y esa es una de las cosas que hay que recuperar lo antes posible. "Es muy importante tratar de retomar una rutina de alimentación sana y en los horarios que corresponde, porque ahí está la fuente de la energía para rendir otra vez en el trabajo", dice María Angélica Zulic.