El Pollo Véliz está hecho un tuitero empedernido. En las últimas semanas, su víctima favorita ha sido Paulo Garcés, quien ha cometido errores que le han complicado la vida a Colo Colo.
Después de sus posteos ante San Luis de Quillota, el Sifup salió a defender al meta.
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1-Creemos en la libertad de expresión y de opinión de futbolistas, dirigentes, periodistas, hinchas. Sabemos de antemano que nuestra profesión es de alta exposición pública y convivimos diariamente con la crítica.
2-Entendemos que el fútbol es materia de debate y que muchas veces se producen conflictos propios entre sus actores, que incluyen confrontaciones entre los mismos futbolistas, árbitros o problemas entre los jugadores y la prensa por discrepancias de visiones entre unos y otros.
3-En los últimos días hemos visto cómo han surgido críticas de distinta índole hacia nuestro asociado Paulo Garcés. Nos parece que los cuestionamientos hacia él forman parte de las reglas del juego, pero no así las descalificaciones que surgen de gente del propio medio como en este caso ocurre con Leonardo Véliz.
4-Creemos que el ex jugador, seleccionado y Director Técnico traspasó la delgada línea que hay entre la crítica y la descalificación con tuiteos y posteos vía Facebook, a nuestro juicio agresivos, y que denostan a Garcés en su dimensión deportiva, pero sobre todo personal.
5-La crítica puede ser dura, extrema incluso frente a la mala actuación deportiva de un jugador, pero hacer bullying y sorna de uno de nuestros asociados con mensajes como que "Mala idea en el Día del Libro regalarle uno a Garcés porque no tiene como sostenerlo", traspasa, creemos, el limite propio del cuestionamiento válido.
6-No somos jueces ni pretendemos serlo, pero no aceptamos el maltrato público a un portero que está expuesto al error y que merece un trato digno y justo. Véliz es un ex futbolista, una persona respetada entre sus pares, pero que pierde credibilidad cuando plantea por ejemplo que "Garces alcanzó a agarrar la tele y se le soltó". Aquella frase es una ofensa gratuita a un profesional que juega bajo presión y que tiene una familia detrás que sufre por sus caídas deportivas, independientemente de que sea un profesional expuesto al escrutinio público.
7-Hacemos un llamado a moderar las palabras y medir las consecuencias que estas pueden tener. La violencia en el fútbol puede partir con una palabra desafortunada y todos los que estamos dentro de la actividad debemos ser responsables de las cosas que hacemos y decimos.