A primera hora del jueves 16 de noviembre seis hombres vestidos de riguroso negro hacían guardia en la entrada del Grupo Copesa, al que pertenecen La Tercera y La Cuarta, entre otros medios de comunicación. Ellos rodeaban un ataúd donde descansaban los restos de La Bomba 4, esa provocativa lámina erótica impresa a doble cara que mostraba a "bombas sexys" –en un principio con poca ropa y con el tiempo desnudas en la parte superior de su estilizada figura- que circuló durante 32 años con La Cuarta. Signo de los tiempos que corren y para bien más que para mal, la publicación que se convirtió en un clásico de ese diario pasó a mejor vida. "La Bomba 4 explota por última vez y ahora descansará en paz", decía el epitafio.
El fin de esta lámina fue muy comentado en redes sociales y el último día de circulación se agotaron los ejemplares de La Cuarta en la mañana. Según el director de ese diario, Sergio Marabolí, la Bomba 4 fue "una humorada sensualoide que duró por muchos años, pero que no corresponde a los nuevos tiempos por la cosificación y la dignidad de la mujer… Se debería haber terminado hace varios años".
El primer número circuló el 12 de julio de 1985, ocho meses después de que la primera edición de La Cuarta apareció en los kioscos. La Bomba 4 fue creada por el entonces director, Diozel Pérez, y la primera mujer que apareció fue la Miss Mundo 1984, María Soledad García, con un traje de baño diminuto para la época. Marabolí cuenta que parte de la comunidad evangélica se paraba en el frontis del diario a tirar piedras y huevos contra el nuevo inserto, pero la lámina se convirtió rápidamente en un clásico y en total fueron publicados 1.637 posters.
Marabolí explica que la decisión es saludable para el matutino porque, dice él, La Cuarta "está muy asociada al machismo pese a que hace unos tres años tiene una línea editorial más cuidadosa para no atentar contra la mujer. Pero con productos como La Bomba 4 nos iban a seguir asociando al machismo". Agrega que hoy el lector de ese diario es más culto y pide otras cosas, como más tecnología. "¿Si pensamos reemplazarla por una Bomba 4 masculina? No, porque no es tema. No se trata de equiparar... Para eso están las calugas de Alexis Sánchez", dice.
Para Arolas Uribe, escritora feminista, autora de Quiltras y Que explote todo, el fin del espacio es una buena noticia porque en Chile "hay un montón de cuestiones machistas que están naturalizadas que pasan por chistes o por humor y se pasa por alto la discusión de fondo, que es que hay personas a las que eso les puede molestar o se pueden sentir ofendidas".
La autora argumenta que La Bomba 4 reduce la valoración de una mujer a su físico y "una mina puesta en un diario de esa forma es como decirles a los hombres 'esto es para ti' y que su único rol en la sociedad es agarrarse minas".
Javiera Tapia, periodista y creadora de Es Mi Fiesta –medio de cultura pop con agenda feminista-, dice estar sorprendida con la cantidad de comentarios sobre el fin de suplemento. A ella no le pareció nada chistoso el funeral. "Eso de ver gente tirando flores a un ataúd con un póster de una mina en pelotas, pucha, no es serio", dice. Para ella, tanta gente atenta a esta "muerte" era una buena posibilidad para hacer una reflexión más profunda sobre el rol de las mujeres en los medios de comunicación, su participación en la toma de decisiones o de cómo se debieran tratar de temas como el femicidio.
Marabolí explica que el sentido del funeral fue darle un toque de humor y despedir con cariño a una publicación que duró tantos años, "independiente del tema de la mujer, que está super claro. Pero la esencia de La Bomba 4 tiene que ver con el humor que caracterizó al diario".
Arolas, si te hubieran invitado al funeral, ¿habrías ido?
No sé. Es como que te pregunten por el funeral de alguien al que no le tenías mucha simpatía. Bacán que esté con sus deudos, pero a mí no me caía bien.
Para Marabolí, el destino de La Bomba 4 es convertirse en un símbolo kitsch: algo que todo el mundo va a recordar cuando lo vea en las vulcanizaciones que, dice él, conservan ese aire ochentero del pasado.
"Podríamos reemplazarlas por imágenes de gente que sea admirada, pero por otro motivo, no por salir en pelotas", dice Javiera, y agrega que "todas las mujeres quieren vivir en espacios libres de machismo y sin violencia y La Bomba 4 era eso, un espacio de machismo y de violencia. Pero si voy a una vulcanización y están ahí, no diría nada. Finalmente, el mundo es una vulcanización".