El Servicio de Impuestos Internos informó este jueves que la tasa de evasión del Impuesto al Valor Agregado en la economía llegó el año pasado a un 25,2%, equivalente a unos US$7.278,3 millones anuales.

La cifra se compara con la tasa de 25,2% anotada en 2012, equivalente a US$6.802,4 millones, mientras que en 2011 la tasa fue de 23,6%, es decir, US$5.779,4 millones.

Así se desprende de los resultados de un trabajo que acaba de concluir la Subdirección de Estudios del organismo, que estimó la serie de evasión para el IVA para el período 2003-2013, sobre la base de las estadísticas de cuentas nacionales que ha publicado el Banco Central durante este año.

La evasión se define como la diferencia entre la recaudación teórica (aquella que se obtendría si todos cumpliesen con sus obligaciones tributarias) y la recaudación efectiva.

La tasa de evasión expresa esta diferencia como porcentaje de la recaudación teórica. Como la recaudación efectiva es conocida (a través de los ingresos tributarios), la estimación se centra en la recaudación teórica.

La metodología utilizada es conocida como la del IVA no deducible, que tiene por objetivo estimar, a partir de agregados macroeconómicos, el monto total de las transacciones que generan IVA, que posteriormente no da derecho a crédito fiscal dentro de la cadena de valor agregado.

En términos generales, la base imponible teórica se estima a partir del consumo final de los hogares, del cual se excluye la fracción que es exenta y al que se le agrega el consumo intermedio en bienes gravados por parte de los sectores exentos, cuyo IVA soportado no es acreditable, y forma parte de sus costos productivos. 

Finalmente, al aplicar la tasa de IVA vigente se obtiene la recaudación teórica, la que se compara con la recaudación efectiva, siendo la diferencia entre ambas el monto evadido.

Cabe recordar que la reforma tributaria generará un aumento de recaudación equivalente a un 3% adicional del PIB, de los cuales, 0,52% provienen de una disminución de la evasión.

Para cumplir con este objetivo, el Servicio ha estado trabajando desde marzo en la modernización y mejora de sus procesos y ya comenzó a aplicar un nuevo modelo de fiscalización basado en una matriz de riesgo fiscal, que incorpora diversas variables objetivas que permiten focalizar las acciones de control en aquellos contribuyentes que por sus características propias son más susceptibles de caer en conductas de incumplimiento. Este rediseño privilegia al mismo tiempo la facilitación del cumplimiento de sus obligaciones para quienes muestran un comportamiento tributario normal, precisó el SII.