Es año nuevo. Mientras todos celebran, se abrazan y festejan, Julio Pastén parece ido. Nadie lo nota, pero el ex volante ofensivo, tesorero del Sifup y pastor evangélico tiene la cabeza en otra parte. Se deja llevar por la inercia y saluda a amigos y familiares intentando creer que lo que va a suceder de aquí en adelante aún puede tener otro final. Recibe las bendiciones de Matías Fernández, los buenos deseos de Marcos González, decenas de mensajes por Whatsapp citando versículos bíblicos y agradecimientos por su labor durante tantos años. Pastén sonríe con una mirada perdida, sabe que el imperio que construyó sufrirá un daño irreversible, que en pocos meses más se desplomará a pedazos.
El 7 de diciembre ocurrió el principal atisbo de lo que venía. En una votación inédita, después de 16 años de lineal mandato, Carlos Soto vio como sus pares lo relegaron a la cuarta mayoría de las preferencias para hacerse con la presidencia del Sifup, mientras Pastén, su brazo derecho, quedó excluido de cualquier cargo. Pese a la cercanía que Pastén mantenía con los futbolistas cristianos, en las urnas la historia fue otra. Sus peores temores se hicieron realidad: los fondos de la tesorería serían revisados en una auditoría que finalmente descubrió $250 millones mal respaldados y que debe justificar en los próximos siete días. Ése fue el segundo golpe que le avisó del escenario que enfrentaría.
El primero llegó desde su núcleo: la Iglesia Casa de Estudios Bíblicos. Esta agrupación evangélica -conformada en la década pasada, pero legalmente establecida el 26 de enero de 2012, según consta en los registros del Ministerio de Justicia, ansiaba contar con casa propia y dejar de arrendar recintos para sus cultos. Se realizó una campaña por más de dos años para contar con ella. Ofrendas de todo tipo eran recibidas para hacer realidad el anhelo. Las más importantes provenían de futbolistas ligados al pastor. No hay claridad sobre el monto exacto que se reunió hasta finales del año pasado para la obra, ni tampoco lo que ocurrió con lo recaudado. Cuando los hermanos preguntaron a Pastén por el dinero, éste no supo qué responder. Tuvo que dejar la congregación.
"Cuando una familia tiene problemas, ¿los soluciona en la casa o le cuenta a los vecinos?". El que habla es Daniel Osores, el nuevo pastor de la Iglesia de Pastén, que asumió hace menos de un mes. El conflicto es entendido por el grupo como un problema de familia, pues así sentían la relación con Julio. Muchos de ellos encontraron un equilibrio en sus palabras y prédicas, motivando incluso cambios radicales en sus propios ritmos de vida, como dejar de lado pandillas juveniles, vicios y errores, por seguir a Dios, por seguirlo a él. Por ello, para sus ex discípulos hablar de Pastén es como hablar mal de un padre.
Muchos futbolistas y ex jugadores concuerdan con el carisma que Pastén posee. Dicen que su discurso envuelve, que a través de un mensaje certero, apelando a la humildad y al perdón de los pecados mediante la fe en Jesucristo, utilizando un lenguaje fácil -que llega a ser coloquial, como se puede ver en sus prédicas en YouTube- se ganó el cariño y respeto. Fue él quien transformó a Carlos Soto al cristianismo, por ejemplo. De hecho, su ministerio era hasta hace cuatro meses el punto de encuentro y meditación de más de medio centenar de jugadores y ex futbolistas. Muchos parten del camarín de Colo Colo. En la Iglesia de Julio Pastén era común ver a Justo Villar, Julio Barroso, David Pizarro, Fernando Meneses, Marcos González, Albert Acevedo o Luis Pedro Figueroa escuchar la palabra de Dios. "Muchas veces llegaban después de jugar. Venían a desestresarse, a encontrar alimento espiritual", dice un ex seguidor del pastor y ex futbolista que prefiere guardar su identidad.
Pero ahora está solo.
Por la confianza que sus cercanos tenían en el ex jugador de Colo Colo, Fernández Vial y Huachipato, lo tenían administrando dos billeteras gruesas: la del Sifup y la de su culto. Fue tanto el nivel de seguridad que Pastén generó en su iglesia que era el encargado de recibir las donaciones más altas para la creación del recinto propio, ofrendadas por los futbolistas que disputan las ligas de Europa y que creían ciegamente en el líder religioso. Aunque evitan entrar en detalles sobre la cantidad exacta del dinero, ex miembros de la agrupación aseguran que a la cuenta corriente del pastor llegaron cifras cuantiosas.
Para todos, era considerado un líder cercano, querido y amable, dispuesto a facilitar de su tiempo personal para el estudio de la biblia: "Varias veces le escribía por Whatsapp para visitarlo en el Sifup y estudiar la palabra de Dios, y él siempre me recibía para aprender y orar". Era común ver hermanos de la Iglesia Casa Estudio Bíblico en las instalaciones del sindicato de futbolistas. La relación entre el Sifup y la Iglesia es tan estrecha que muchos trabajadores, desde secretarias a monitores de fútbol, son parte de la agrupación cristiana. Uno de ellos fue el primer pastor que asumió el mando tras el descalabro económico de Pastén: José Espinoza Abarca, quien fue enviado como misionero por la iglesia a San Martín, Buenos Aires, a predicar la palabra de Dios apadrinado por Julio Barroso, quien lo hospedó en casa de familiares. Consultado por El Deportivo, prefirió no hablar.
"Por esto la gente piensa que somos sectas, que nos robamos la plata del Sifup, pero no fue así", dice Cristopher Galleguillos, profesor de educación física que pertenece a los nuevos líderes de la iglesia. Dicen estar dolidos por el error que cometió uno de los suyos. Evitan referirse al tema en cuestión, pero aseguran que devolverán todo el dinero que haya que devolver. "Ya entregamos un millón de pesos", asegura.
Hay muchos que aún no olvidan los inicios del pastor en el cristianismo. Uno de ellos es Roberto Rosales, que fue su compañero en Huachipato en 1992: "Él buscaba a los más chicos, o a los que veía que podían seguirlo. Al final, terminó convenciendo a todos de que tenían que ser cristianos, llegaron incluso a quitarle la titularidad al que no quisiera". El exfutbolista, afincado hace años en Talca, donde trabaja para el Ministerio de Obras Públicas, explica que para esa época, Pastén convenció al cuerpo técnico para realizar bautizos, cultos y oraciones durante las concentraciones del equipo. "Llevaba al José Ortega a bautizarlos en una piscina", afirma.
Rolando García, mundialista con la selección chilena en Alemania '74, fue el entrenador de ese equipo: "La religión era algo de cada uno, pero Pastén ayudó a guiar a muchos chicos. Era un buen muchacho, educado, amable. Ojalá que todo esto se aclare para bien". Consultado por El Deportivo, Pastén optó por no hablar. "No he hablado aún para no entorpecer el trabajo y a petición de lo que se está haciendo", respondió.
El domingo 16 de abril fue la primera vez que el líder fundador no estaba para dirigir una ceremonia tan simbólica como la resurrección de Cristo. Han pasado cuatro meses desde que se quebraron las relaciones entre Julio Pastén y los miembros de la iglesia. Han sentido el implacable acoso mediático zumbar en sus orejas como moscas. Ya no hay futbolistas como antes.