Una vez que se conoció el fallecimiento del candidato socialista Eduardo Campos en un accidente aéreo en Santos, los ojos en la política brasileña se pusieron sobre su compañera de fórmula, Marina Silva, quien, según los analistas, se perfila como su posible sucesora en la carrera presidencial.
"Con Marina (la Presidenta) Dilma Rousseff tendrá más dificultades de ganar en la primera vuelta a Aécio Neves, del PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña), porque tendrá a una adversaria más fuerte", dijo a La Tercera la columnista del diario Folha de Sao Paulo, Eliane Cantanhêde.
Con 56 años, Marina Silva es una de las figuras políticas más populares y carismáticas en Brasil. Desde la década del 80 ha sido una de las principales líderes de los ecologistas, algo que llevó a que el entonces Presidente, Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) la nombrara en 2003 ministra de Medioambiente durante su gobierno.
Silva trabajó recolectando caucho en su infancia, fue alfabetizada a los 14 años, militó en el Partido Revolucionario Comunista y en 1985 ingresó al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula. Desde entonces fue concejala, diputada y senadora por el estado amazónico de Acre. Hasta que en agosto de 2009 abandonó el Partido de los Trabajadores para ingresar al Partido Verde (PV), por el cual se convirtió en la primera candidata pentecostal que aspiró a la presidencia del país en las elecciones generales de Brasil de 2010. Aunque no consiguió pasar a la segunda vuelta electoral, Marina Silva logró un 19,3% de los votos, logrando el tercer lugar y superando todas las previsiones.
Al ser consultada por La Tercera en junio pasado, acerca de por qué no se presentó como candidata para las elecciones de octubre, explicó que "hubo una acción política en Brasil por parte del gobierno para que no se creara el partido Rede Sustentabilidade", del cual ella es miembro. "Se nos negó el registro político, diciendo que no había la cantidad de firmas suficientes para que se registrara el partido, pero eso no es verdad", señaló.
En esa oportunidad se manifestó confiada en un buen resultado en los comicios. "Los electores brasileños tienen muchas ganas de un cambio". "Hay que conquistar la confianza de los electores para que sepan que es posible un Brasil mejor, con salud, seguridad y buena educación", añadió.