Hace dos fechas, Silvio Fernández (42 años) asumió la responsabilidad de dirigir Wanderers, que Cobresal no lo alcance y mantenerse en Primera. Hasta entonces, desde 2016, se desempeñaba como entrenador en las inferiores caturras. En los dos partidos al mando del primer equipo, el uruguayo ha logrado un empate y una derrota. Resultados que complican la salvación. Tras caer frente a Audax, el sábado pasado, y con el partido a vida o muerte frente a Cobresal a la vista, Fernández atiende a La Tercera.
¿Qué siente en este minuto?
En las derrotas siempre intento pasar el duelo. No hay tiempo. Me siento triste. El resultado está a la vista y es duro, pero estoy fuerte. Así quiero que me vean mis jugadores. Estamos acostumbrados a esto. Es parte de nuestra historia. El wanderino siempre recuerda los partidos en que se salvó del descenso y en los que bajó. Esperemos que el de Cobresal sea un buen recuerdo. Haremos lo posible para conseguir el resultado que nos deje tranquilos.
¿Cómo ve ese partido?
Como una final. Hay que ir por todo, sin temor. Mi mamá siempre me decía que detrás de todos los miedos está la felicidad. Los respetamos, sabemos que es muy buen equipo. Probablemente no merezca estar en la posición en que está, pero tenemos que ir por lo que queremos, permanecer en Primera. Vamos a hacer lo que esté a nuestro alcance.
¿Siente presión por dejar al equipo en Primera?
No, siento responsabilidad. Mi trabajo en Wanderers va en función a cómo está el club en Primera. Tengo muchos compañeros que también están con la ilusión de mantener al equipo, para que el fútbol joven, uno de los mejores del país, siga funcionando bien.
¿Qué dice de esos jugadores que tuvo en inferiores y hoy están en el plantel?
Han evolucionado mucho, son muy buenos. Han adquirido una experiencia considerable. Y si bien son jóvenes, deben olvidarse de sus limitaciones con respecto a los más experimentados. Esto es fútbol y hay que ir por lo importante, ganar cada fin de semana. Confiamos en ellos, pero todavía no han llegado a su verdadero potencial. En estos partidos intentaremos seguir aportándoles un poco más. Me siento feliz y honrado de dirigirlos.
¿Se sentiría responsable si bajan?
Si baja el equipo, yo soy responsable. No quiero hablar de los que también podrían serlo, hablo de mí. Me trajeron para salvar al equipo. Y aunque estuviera en el cargo por medio minuto, soy el responsable. Intentaré hacer todo lo posible para evitar que suceda.
¿Le tocó descender alguna vez como jugador?
Sí, en Osorno, cuando llegué a Chile, y en Uruguay, con Villa Española, aunque ahí no estuve todo el campeonato. Es una situación compleja, pero también me tocó salvarme del descenso. Para hacerlo hay que pensar siempre en lo que viene, lo que se puede conseguir. Cuando te trazas objetivos, ya estás más cerca de lograrlos.
¿Qué diferencia vivir esta situación de DT y de jugador?
La responsabilidad. Me siento como el único responsable cuando hay derrotas. Yo soy la cabeza, el que pone a los jugadores, el que les pide funciones dentro de la cancha. Sufro lo mismo que cuando jugaba, no me gusta perder. Pero esto es fútbol. Lo que más quiero transmitirle a mis jugadores es que hay que ser valientes, pero con respeto al rival. Tenemos que demostrar por qué nos queremos quedar en Primera.
¿Qué ha implementado con respecto a Espinel?
No sé. Prefiero no opinar del trabajo de Eduardo, porque es un colega, no soy quién. Sólo estoy enfocado en lo que queremos hacer ahora.
¿Cuesta trabajar más peleando arriba o abajo?
Abajo. Estás más caído. Esto es muy rápido. Apenas terminó el partido con Audax me puse a pensar en Cobresal. Tengo muchas ganas de que llegue el partido. Hay que jugarlo como la final que es. Creo que la gente nos va a acompañar. Siento un gran respeto por el wanderino, por eso es que asumo todas las responsabilidades. Wanderers está plagado de historias como ésta y esperemos que el final sea feliz.
¿No le decepciona la actitud de los hinchas, que lanzaron proyectiles en La Florida?
Es algo que no podemos manejar. No me gusta, pero son cosas que suceden. Esperemos que no pase más y que los que tengan que solucionarlo, lo hagan. Respeto mucho al hincha wanderino, sé que sufre con esto y le duele, pero eligen la forma equivocada para expresarlo.
En 2001 fue campeón como jugador de Wanderers y hoy pelea el descenso como DT.
Lo asimilo con las mismas ganas y energías. El mismo orgullo de poder estar en este club y de que los dirigentes se hayan fijado en mí para ser entrenador. Es un honor y lo tomo como una responsabilidad muy grande, así como lo hice como jugador.
¿Qué significa Wanderers en su carrera?
Es un antes y un después. Fue el equipo que me dio la posibilidad de mostrarme a nivel internacional. Pude establecerme económicamente y tener un poco más de respiro junto a mi familia. Es un privilegio vestir estos colores. No todos lo tienen.
¿Con qué DT se identifica?
Tengo una mezcla de muchos. Los que me marcaron más en Chile: Jaime Pizarro, Fernado Carvallo, Jorge Garcés. Uruguayos también, como Miguel Puppo, o argentinos, como Ricardo Dabrowski, por ejemplo. He ido agarrando un poco de cada uno y por ellos hago una mezcla entre el estilo chileno y el uruguayo. Así voy haciendo mi perfil como entrenador. También admiro mucho a Manuel Pellegrini. Para mí, está entre los cinco mejores del mundo, por su carisma y la manera en que juegan sus equipos. Siento que no se le da la importancia que merece.