Entró tranquilo, paso quieto y arropado en una bufanda, mientras su banda lo cobijaba con una introducción instrumental. Apenas levantando su sombrero, en un gesto al público que respondió con la primera ovación con que el cantautor cubano Silvio Rodríguez entró al escenario del Estadio Monumental anoche, cerca de las 21.00 horas, para cerrar cinco años de ausencia con los acordes de Mujeres.
El cubano ayudó a construir ese ambiente cercano, desde un escenario sobrio y coronado por dos pantallas gigantes, dispuesto al medio del Monumental.
Respondió a un "no te mueras nunca" gritado desde el público ("Ojalá tú tampoco. Ojalá nadie de los que estamos acá"), relató una anécdota vivida junto a Gabriel García Márquez a bordo de un avión antes de dar la partida a San Petersburgo y desenfundó canciones ancladas en sus pasos por el país (Carta a Violeta Parra, Santiago de Chile).
"Y una que no podía dejar de cantar", comentó antes de dar paso a Angel para un final: así, Rodríguez asumió la historia que vincula esa canción con el accidente de Juan Fernández, el 2 de septiembre de 2011, cuando murieron los 21 ocupantes del casa 212 que se dirigían al archipiélago.
El tema quedó identificado con el fallecido animador Felipe Camiroaga -lo pidió para su funeral- y el cubano concedió la siguiente dedicatoria, sin explicitar nombres, desde el escenario de Macul: "A esas personas que se inmolaron por ir en ayuda de los necesitados".
Así avanzó una presentación con varios gestos que tendieron complicidad con su público, y que buscó la intimidad en un recinto al que, según estimaciones de Carabineros, llegaron 35 mil personas. Una asistencia que rodeaba la treintena de edad y hacia arriba, que hacía callar al de al lado cuando no estaba coreando, y que entregó un marco curioso en su disposición: el público repletó escaleras y pasillos tras las gradas, especialmente en la tribuna preferencial, donde la capacidad quedó evidentemente sobrepasada. Muchos de los ocupantes de esos espacios llegaron después de las 21.15 y les era imposible ya ubicar sus asientos bajo la luz siempre tenue que proyectaba el escenario.
"Viva Chile. Vivan los estudiantes", dijo cuando llevaba cerca de 40 minutos de actuación; "y está lo de Gaza", recordó, antes de abogar por los derechos de Palestina y dar inicio a Sinuhé.
Pero los vítores marcaron cumbre cuando el músico echó mano de su repertorio más clásico: Rabo de nube, La gota de rocío, Sueño con serpientes, El Mayor, El Necio, Santiago de Chile y Canción del elegido, todas al hilo, sólo separadas por un intervalo instrumental, donde Rodríguez cede el protagonista a sus músicos.
O ya en la segunda parte de su concierto, cuando cayeron Quien fuera, Pequeña serenata diurna o La era está pariendo un corazón, coreadas letra por letra. Regresó dos veces a escena y cerró con Ojalá, cuando el concierto ya se alargaba por dos horas y 20 minutos.
El cantautor repetirá para el aniversario por los 100 años del Partido Comunista chileno, que se realizará el sábado en el Estadio Nacional (entradas vía Ticketek.cl).
La organización adelantó que el trovador será el primer número durante esa noche y que su concierto durará, aproximadamente, unos 40 minutos.
Junto a ellos, además, el músico realizó una de las pocas actividades registradas hasta ahora en su paso por Chile: el martes ensayó desde las 11 hasta las 15 horas, aproximadamente, en los estudios Dragonworks. Lo acompañaron sus cinco músicos, y lo único que solicitó fue discreción total para esa sesión. Tras la práctica, se retiró al hotel, donde está hospedado, el Sheraton San Cristóbal.
Desde esta mañana, Rodríguez definirá la agenda que desplegará durante las jornadas que le quedan hasta el sábado. Al Partido Comunista han llegado varias solicitudes de reunión para el cubano -desde dirigentes estudiantiles hasta personeros internos del partido-, pero según comentan, será el mismo Rodríguez quien, desde hoy, decida los encuentros que sostendrá.
Trascendió, además, que el autor de Ojalá podría realizar un viaje a Viña del Mar durante los días que tiene libres. Todo será hasta el día 8, ya que el músico se irá inmediatamente después de su concierto del sábado.
De hecho, ya ayer se acercaron hacia su hotel los dirigentes Karol Cariola y Camilo Ballesteros, pero no lograron reunirse con el cantautor, quien desde la mañana y hasta después de las 13.00 horas estuvo realizando prueba de sonido en el Estadio Monumental.
Más allá de su paso por la capital, por estos días el cantautor también marca presencia en otras latitudes. Y en especial en su país de origen: el pasado martes, el documental Silvio Rodríguez, Ojalá, del realizador español Nicolás García, inauguró la versión número 34 del Festival de Cine de La Habana.
Se trata de uno de los registros audiovisuales más completos dedicados a su vida y obra, con una duración de 72 minutos y coproducido por Televisión Española (TVE). Como una suerte de sincronía, otra faz no muy difundida del cubano ha salido a la luz en los últimos meses: su amor por la fotografía. Varias ciudades argentinas, como Tucumán, Buenos Aires y Rosario recibieron durante octubre la exposición Imágenes de una expedición, su personal recorrido gráfico por los centros penitenciarios de La Habana durante 2008.