El Ministerio de Educación trabaja en importantes cambios a la prueba Simce que irían en la línea de reducir el número de pruebas, así como también la frecuencia y cantidad de estudiantes a los que se les aplica el test.
Esto es algo que deslizó hace unos días el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, en el encuentro con la prensa, tras señalar que "no estamos del todo de acuerdo con que la calidad sea sólo medida por el Simce (...). Conforme vayamos trabajando vamos a ir introduciendo modificaciones, no sólo al Simce, sino otro tipo de medición, con tal de medir de manera más integral la calidad de la educación", dijo la autoridad.
Actualmente, la prueba se aplica a más de un millón de alumnos de seis cursos y considera materias como Lenguaje e Historia. La cantidad de test se multiplicó durante la administración anterior y se agregaron Inglés, Educación Física y Tecnología, y se amplío, también, a segundo básico.
Escenario que se pretende cambiar, según confirmó el jefe de educación general, Gonzalo Muñoz: "Estamos convencidos de que es indispensable modificar el sistema nacional de evaluación, disminuyendo drásticamente la intensidad de las pruebas estandarizadas y, sobre todo, transformando a estas evaluaciones en una herramienta útil para los docentes", señala.
La idea, según trascendió, es reducir el número de cursos y con ello de alumnos, pasando de tomar el test a nivel nacional (censal) a sólo unos cursos (muestral). El costo del test en básica es de aproximadamente $ 15 mil por alumno y el de media $ 13 mil.
Para la investigadora del Instituto de Políticas Públicas de la U. Diego Portales, Claudia Sanhueza, la medida significaría reducir los test, "pero no eliminarla y que reduzca el número de cursos", y agregó que "me parece bien que los resultados le sirvan al docente, porque actualmente no es así".
Añade que el sistema "está construido en términos de incentivo, lo que produce un impacto negativo en los profesores, porque desprofesionalizan la labor y todo lo reducen al test". Los resultados del test tienen consecuencias asociadas a incentivos monetarios para colegios y docentes.
Una opinión que comparte el académico del Centro de Investigación Avanzada en Educación (Ciae) de la U. de Chile, Juan Pablo Valenzuela: "No alcanzamos siquiera a procesar los resultados de un año, y de algunos grados, ni a entender lo que sucede y tomar decisiones estratégicas, parece absurdo que volvamos en forma mecánica a evaluar una y otra vez".
Según los expertos, los colegios están obsesionados con el Simce y se hizo un mal uso de la herramienta, ya que el test "debería ser un recurso para orientar a las escuelas, para saber cuáles son sus fortalezas, sus debilidades. La evidencia dice que para instalar procesos de mediano plazo se requieren entre dos y cuatro años para modificarlos y estrategias de aprendizajes de los niños", acota Valenzuela.
Sin embargo, el investigador de Acción Educar, Sebastián Izquierdo, explica que uno de los errores sería hacer el test muestral. "Sería una medida ideológica, ya que no todos los colegios sabrían sus resultados y de esta forma se estaría coartando la posibilidad de que las familias elijan un colegio con mejores o peores resultados".
PLANIFICACION
Para modificar el plan de evaluaciones, que este año contempla la medición de seis pruebas que comenzarán con cuarto básico en octubre y que fue aprobado hasta el 2015. La Agencia de la Calidad de Educación es la encargada de diseñar una propuesta al Ministerio. Tras esto, el Mineduc mandará un informe final al Consejo Nacional de Educación.
"En los próximos meses, esperamos ingresar al CNED una propuesta de modificación al Plan de Evaluaciones", explica Muñoz. La idea es enviar el informe durante el primer semestre. En tanto, el secretario ejecutivo de la agencia, Juan Bravo, aclara que "efectivamente estamos revisando el Plan de Evaluaciones vigente. Por lo que se espera entregar una propuesta para el período 2015- 2020".