La negociación nuclear de EEUU, Rusia y Francia con Irán para enriquecer en el exterior parte de las reservas de uranio de la República Islámica concluyó hoy en Viena con una propuesta que debe de ser ratificada por las distintas capitales, dijo el director general del OIEA, Mohamed El Baradei.

"He hecho circular el borrador de un acuerdo que tiene una aproximación equilibrada sobre cómo avanzar en este asunto. Está en posesión de las partes para que, espero, den una respuesta afirmativa para el viernes. En dos días", aseguró El Baradei.

El acuerdo, que incluye que el 80 por ciento de las reservas de uranio poco enriquecido de Irán sean enviadas para ser procesadas en el exterior, es considerado como una forma de "abrir un espacio a la negociación", según el responsable del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

En el acuerdo está incluida también Francia, cuya participación levantó las críticas de Irán al considerar que no es un suministrador atómico de confianza, al contrario que Rusia.

Por su parte, el jefe de la delegación iraní, Ali Asghar Sultaniyeh, no quiso responder a las preguntas de si su país respaldará el acuerdo y dijo que se estudiará "al detalle" antes de su posible aprobación.

"Vamos a estudiar al detalle el texto y habrá una reelaboración en las capitales", explicó el que también es embajador iraní en el OIEA.

Sultaniyeh también recalcó que esta reunión no tiene nada que ver con las conversaciones con el denominado Grupo 5+1 (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China más Alemania) que tuvieron lugar el primero de octubre en Ginebra y reafirmó el derecho de Irán a enriquecer uranio.

La propuesta se ha logrado después de que El Baradei tuviera que implicarse directamente en las negociaciones, al quedar estancadas el martes por la insistencia iraní de que Francia no era bienvenida al encuentro.

Las potencias pretenden sacar de Irán 1,2 toneladas de uranio poco enriquecido, gran parte de las 1,5 toneladas que ha producido en contra de las exigencias internacionales, lo que aplacaría las sospechas de que pretende tratar esa materia prima hasta dotarla de una pureza que permita usarla en armamento nuclear.

Además, reduciría drásticamente sus reservas de uranio y se ganaría tiempo para una posible negociación, ya que para producir una bomba atómica se necesitan alrededor de dos toneladas de ese material enriquecido al 90 por ciento.

El uranio que se pretende extraer de Irán se procesaría en el exterior y sería devuelto como combustible nuclear para alimentar un reactor médico que fabrica isótopos para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer.

Esa instalación fue comprada a EEUU antes de la Revolución Islámica de 1979 por el régimen monárquico y pro occidental del último Sha.

Irán advirtió, poco antes del comienzo de la negociación, de que en caso de fracasar enriquecerá por su cuenta el uranio hasta el 20 por ciento de pureza, el nivel necesario para ese reactor médico.