Miles de trabajadores sindicalizados, militantes de izquierda y peronistas disidentes participaban hoy en un acto en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada (gobierno), en reclamo de la baja de un impuesto al trabajo y otras reivindicaciones salariales.
Los gremialistas agrupados en un sector de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que reúne a empleados estatales, entre otros, y apoyados por gremios de la dividida central gremial CGT, llegaron hasta el histórico paseo entonando cánticos críticos contra el gobierno de Cristina K.
"El único camino es la movilización y el paro (huelga)", dijo el líder de ese sector de la CTA, Pablo Micheli, quien criticó la política social del gobierno.
Los gremialistas críticos reclaman que se disminuya la cuota del impuesto a las ganancias, que afecta a casi un millón de empleados, así como el aumento de los beneficios familiares.
El sindicalismo argentino atraviesa por una fuerte división: de un lado, sectores que cuestionan la política social y económica del gobierno, como los que se movilizaban este miércoles, agrupados en un sector de la CTA y de la CGT, liderada por Hugo Moyano, antiguo aliado estratégico de la presidenta Kirchner y quien dirige el influyente gremio de los camioneros.
Del otro lado, en apoyo al gobierno se agrupa otra rama de la CTA y de la central sindical CGT, que reúne a gremios industriales como los metalúrgicos y mecánicos.
"La representación de los trabajadores no está en la CGT donde están los amigos de la presidenta, exigimos un canal de diálogo", reclamó Micheli.
La movilización generó una fuerte congestión de tránsito en los accesos a la capital argentina desde su poblada periferia y también en el centro, donde la policía interrumpió el paso de vehículos.