El paro nacional de hoy en Argentina, convocado por tres centrales sindicales, llega en un momento complejo para Cristina Fernández de Kirchner. Se produce cuando se comienza a respirar un ambiente de fin de reinado (la presidenta no puede aspirar a un tercer mandato en 2015 y no hay un claro sucesor kirchnerista), con una alta inflación (cercana al 30% anual), un clima de inseguridad creciente (que ha gatillado golpizas y linchamientos de supuestos delincuentes), el reciente anuncio del recorte en los subsidios a los servicios de agua y gas, y en momentos en que los trabajadores están negociando aumentos de salarios con sus empleados.
La huelga nacional, de un día de duración y la segunda de este tipo que se realiza desde que Fernández asumió como jefa de Estado en 2007, es convocada por la facción opositora de la peronista Confederación General del Trabajo (CGT), encabezada por el líder de los camioneros, Hugo Moyano; por la CGT Azul y Blanca, del dirigente gastronómico Luis Barrionuevo, y el sector antigubernamental de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), que preside Pablo Micheli.
La protesta fue convocada contra las alzas de precios y la creciente criminalidad, y para apoyar las demandas de los incrementos de los salarios que, por lo bajo, cubran la inflación real. Al contar con el respaldo estratégico de los camioneros, se cree que el paro logrará paralizar el país, algo a lo que colaborarán unos 40 cortes en rutas que harán grupos de izquierda que han adherido a la huelga.
Se estima que no funcionarán microbuses, trenes ni metro, y no saldrán vuelos locales ni internacionales. A causa de esta situación, Lan emitió un comunicado anunciando la suspensión de todos sus vuelos en Argentina y algunos internacionales desde y hacia ese país. Recomendó, además, revisar el sitio web de la compañía y aseguró que "está entregando alternativas para que los pasajeros afectados puedan modificar su viaje".
La paralización también incluirá a los hospitales públicos -con excepción de los servicios de emergencia-, las gasolineras, bares y restaurantes. No habrá tampoco recolección de basura, los cajeros automáticos no serán abastecidos y las escuelas funcionarán en la medida en que los profesores puedan llegar o que los gremios no se sumen al paro.
El gobierno publicó ayer en los principales diarios del país una inserción en la que sostiene que "la mayoría de los argentinos quiere trabajar". La noche del lunes, la Presidenta Fernández declaró que "todos tienen derecho a hacer huelga", pero "por favor, que no nos quieran convencer de que todo está mal".
Fue en noviembre de 2012 cuando las centrales sindicales llevaron a cabo su primera huelga nacional contra Fernández. Desde 2003 no se habían realizado. La razón del giro: el quiebre entre Hugo Moyano, el sindicalista más poderoso del país, y el kirchnerismo, en 2011.