Dos grandes sindicatos italianos realizaron una huelga nacional el viernes, la más reciente de una serie de manifestaciones contra los planes del primer ministro Matteo Renzi de reformar la legislación laboral y hacer más fácil a las empresas despedir a trabajadores.
Renzi, que enfrenta la resistencia de sindicatos y de algunos miembros del centroizquierdista Partido Democrático, al que pertenece, ha prometido que seguirá impulsando las reformas en la vacilante economía italiana, que se dirige a un tercer año consecutivo de contracción.
El principal blanco de la huelga del viernes era la "Ley de Empleos" impulsada por el primer ministro de 39 años, que
apunta a flexibilizar las restricciones para despedir empleados cuando las empresas enfrentan un mal período y debilita el derecho a protestar contra exoneraciones que no se ajusten a la ley.
Con el desempleo en niveles récord y tasas de desocupación juvenil superiores a un 40 por ciento, los sindicatos afirman que el peso de las reformas y recortes de gastos está siendo depositado injustamente en los trabajadores, por lo que no podrán contribuir a reactivar el crecimiento.
"El Gobierno tiene que cambiar sus políticas sobre empleo", dijo Susanna Camusso, jefa del mayor sindicato de Italia, CGIL.
En momentos en que existe una creciente presión para que Italia cumpla con sus metas de déficit y deuda de la Unión Europea, los pasos dados por Renzi están siendo muy seguidos por sus pares de la Unión Europea.
Tanto la Comisión Europea como la canciller alemana, Angela Merkel, han llamado a más acciones por parte de Roma.
La huelga de los sindicatos CGIL y UIL afectó al transporte público, hospitales, escuelas y administraciones civiles en toda Italia, donde se planificaban más de 50 manifestaciones.
El otro gran sindicato de Italia, CISL, también ha criticado al manejo de la reforma laboral por parte del Gobierno, pero no participó en la paralización del viernes.
En declaraciones dadas en Turquía el jueves por la noche, Renzi dijo que respetaba el derecho a huelga de los sindicatos, pero agregó que esas agrupaciones no descarrilarán su impulso reformista.
La Ley de Empleos es parte de un paquete de medidas prometidas para reactivar a la economía más lenta de la zona euro, cuyos ciudadanos tuvieron en el 2013 menos poder adquisitivo en promedio que lo que tuvieron a comienzos de siglo.