El gobierno sirio rechazó toda responsabilidad en el baño de sangre ocurrido en Tremseh a través del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores Yihad al Makdisi, quien aseguró hoy a la prensa que el Ejército mató el jueves en esa localidad sólo a 37 combatientes y dos civiles.
Al Makdisi, durante una comparecencia ante la prensa en Damasco, aseguró además que antes del ataque los combatientes de la oposición secuestraron a varias personas en el distrito y aterrorizaron a la población.
La oposición denunció el viernes que en este pueblo de la provincia de Hama murieron más de 220 personas, en la peor matanza desde el inicio de las revueltas en 2011. Los observadores de la ONU estiman que el ataque se dirigió principalmente contra desertores y activistas de la oposición.
Al Makdisi desmintió informaciones que apuntan que el Ejército en Tremseh también empleó tanques, munición de artillería y helicópteros militares. "Tan sólo se emplearon armas ligeras y lanzagranadas", agregó.
Según las primeras declaraciones de los observadores de la ONU, "se empleó un armamento variado como artillería, morteros y armas de fuego".
La organización opositora Observatorio de Derechos Humanos Sirio informó que el sábado murieron 77 civiles en el conflicto. Además también perdieron la vida 39 soldados de las tropas gubernamentales y 17 combatientes de la oposición, entre ellos dos desertores.
En tanto, según los activistas, en lo que va del domingo ya han muerto 28 personas. Se han reportado duros combates en la provincia de Deir as Saur. Tres adultos y un niño murieron al estallar una granada en su casa en Al Rastan, cerca de Homs.