Siria ha ordenado a tres trabajadores humanitarios de Naciones Unidas abandonar el país, según anunció hoy la organización, que calificó la decisión de "extremadamente preocupante" y advirtió que dificultará la entrega de ayuda a la población.
Según la ONU, los expulsados son dos empleados "esenciales" de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y un responsable de Unicef que trabajaba asistiendo a niños en Alepo.
Por ahora, las autoridades sirias no han explicado a Naciones Unidas los motivos de su decisión, explicó en conferencia de prensa el portavoz, Stéphane Dujarric.
Según el portavoz, la medida puede tener "un impacto en las operaciones" de las agencias humanitarias de la ONU y en las negociaciones para garantizar la seguridad de los convoyes con ayuda para la población afectada por la guerra.
Dujarric recordó que la ayuda humanitaria de Naciones Unidas y de sus socios es "neutral" e "imparcial" y consideró "extremadamente preocupante" la decisión de las autoridades de Damasco.
Por razones de seguridad, el portavoz no quiso precisar si esas tres personas siguen en el país o ya lo han abandonado.
La expulsión de los tres empleados de las Naciones Unidas llega en un momento sensible, dado que el enviado de la ONU para el país, Staffan de Mistura, tiene previsto visitar Damasco este fin de semana para reunirse con dirigentes del régimen y tratar los planes para suspender temporalmente los ataques sobre Alepo.
La guerra en siria ha acabado con la vida de más de 200.000 personas, según los cálculos de la ONU, y ha generado millones de refugiados y de desplazados internos.
A lo largo del conflicto, la organización ha criticado en numerosas ocasiones las trabas que encuentran los trabajadores humanitarios para operar en el país y apoyar a la población.