Los sirios votaban el martes en una elección en la que se espera que triunfe abrumadoramente el presidente Bashar al Assad y que sus oponentes calificaron de parodia, en medio de una guerra civil que fracturó al país y causó más de 160.000 muertos.
Combatientes rebeldes, opositores políticos en el exilio, potencias occidentales y países del Golfo Pérsico han señalado que
no puede haber comicios creíbles en un país donde gran parte del territorio está fuera de control estatal y millones de personas están desplazadas por el conflicto.
La televisión estatal mostraba largas filas de personas esperando para sufragar en los centros de votación en las zonas bajo control del Estado, además de multitudes ondeando banderas y retratos del presidente.
Assad, con apariencia relajada y luciendo un traje azul oscuro y corbata celeste, votó en el centro de Damasco con su esposa Asma.
Para muchos sirios, la política pasó a segundo lugar ante la necesidad de estabilidad luego de tres años de guerra en la que murieron más de 160.000 personas.
"Esperamos seguridad y estabilidad", dijo Hussam al-Din al Aws, un profesor de árabe que fue la primera persona en emitir su voto en una mesa de una escuela secundaria de Damasco. Al ser consultado sobre quién ganaría, respondió: "Si Dios quiere, el presidente Bashar al Assad".
Los insurgentes islamistas que luchan para derrocar al presidente de 48 años, quien gobierna Siria tras haber sucedido a su padre hace 14 años, desestimaron la votación y la calificaron de "ilegítima".
No obstante, el Frente Islámico se comprometió a no atacar los centros de votación "porque decidimos no involucrar a los civiles en el conflicto". El grupo instó a otros rebeldes a hacer lo mismo.
Residentes de Damasco dijeron que bombardeos con mortero impactaron en zonas residenciales de la capital el martes, en lo que probablemente serían ataques desde suburbios rebeldes. No había reportes inmediatos de víctimas.
Assad está compitiendo en la elección con dos contrincantes relativamente desconocidos que fueron aprobados por el Parlamento de mayoría oficial, en la primera vez en medio siglo que los sirios tienen una alternativa de candidatos para votar.
Las últimas siete votaciones presidenciales fueron referéndums para aprobar a Bashar o a su padre, Hafez al-Assad. Hafez nunca consiguió menos del 99 por ciento, mientras que su hijo obtuvo un 97,6 por ciento hace siete años.
No se espera que ninguno de los rivales de Assad, el ex ministro Hassan al-Nouri o el parlamentario Maher Hajjar, consiga niveles de apoyo importantes.
"Esto es una farsa trágica", dijo el ministro de Relaciones Exteriores francés, Laurent Fabius. "Los sirios en una zona controlada por el Gobierno sirio tienen la opción de Bashar o Bashar. Este hombre ha sido descrito por el secretario general de la ONU como un criminal", dijo al canal de televisión France 2.