Sky Tonia Ferreira (20) prefiere los conceptos propios de la psiquiatría antes que los artísticos. "Todo este proceso fue una larga crisis de identidad, donde necesité conocerme a mí mismo y saber lo que quería. Pero estoy feliz, porque el resultado fue muy bueno", asegura la cantante a La Tercera, en alusión a Night time, My time, su debut, aparecido recién en octubre, luego de casi cinco años en que rechazó trabajar con un sello que la quería catapultar como la próxima Britney Spears y firmó con otro que poseía la misma ambición, al que respondió con un puñado de singles y Eps que exploraban distintos ángulos del pop, todo bajo el único fin de no convertirse en el nuevo sabor del mes, en otra figurita en el álbum de las postulantes a superestrellas que no sortearon el casting.

"Deseaba hacer un disco que me retratara como persona, porque no quería hacer canciones que sonaran como cualquier otro álbum de pop", asume la también modelo (ha trabajado para Calvin Klein e Yves Saint Laurent) y actriz (ha participado de cintas como The Green Inferno, de Eli Roth) ante una producción que, aunque sí la ha graduado como una de las mayores sensaciones pop de la última temporada, lo ha hecho bajo un cruce de electropop, sintetizadores más pesados y letras feministas destinadas a ex novios miserables, aparte de una carátula donde aparece desnuda bajo la ducha, con el maquillaje corrido y cierta mirada de cándido temor. "Supongo que lo que me ha ayudado es sentirme muy vulnerable, ya que esa honestidad me ha permitido conectarme con la gente", remata.

Una química que este fin de semana tendrá su primera prueba local. La estadounidense debutará por partida doble en el país, con un show de esta noche en el Teatro La Cúpula del Parque O'Higgins (su salida se estima para la 1.30 de la madrugada), y otro mañana en el Bar Loreto, para todo espectador (entradas en locales Puntoticket) y que busca capitalizar su popularidad en el público sub-18. "Es una sensación increíble tocar en lugares nuevos. Pasé de cantar ante 50 personas en un sótano, a escenarios que son una locura. Así es que mis shows reflejan eso: mostrar mi todo", relata Ferreira, quien, a su pesar, también ha enfrentado otro vía crucis de las glorias pop en ascenso: los conflictos de crónica roja, luego que en 2013 fuera arrestada en Nueva York por posesión de éxtasis.

Tomando en cuenta que no quiere ser juzgada sólo por su imagen, ¿cómo su trabajo como modelo ha interferido sus aspiraciones musicales?

No ha interferido en lo absoluto, muy por el contrario. A pesar de que son mundos muy diferentes, todo está conectado. De hecho, he usado el dinero del modelaje para apoyar mi música, no tuve que depender o pedirles plata a otras personas, lo que me dio más libertad para hacer lo yo realmente quería a la hora de componer. En muchos sentidos, fue la industria que me adoptó por primera vez, me ha abierto muchas puertas y me permitió ser yo misma cuando no pasaba mucho con mi nombre.

Ha estado este año de gira con Miley Cyrus, ex símbolo de artista prefabricada. ¿Qué conexiones siente con ella?

Ha sido increíble, un gran apoyo. Me ayudó a ampliar mi audiencia. Nos convertimos en amigas, ya que tenemos experiencias y visiones de la vida muy similares.

¿Por qué demoró tanto en hacer un disco completo?

Porque me lo quise tomar en serio. Quería que mi sonido y estilo fueran el reflejo del tipo de persona que soy. Los discos, como obra completa, en ningún caso son parte del pasado. La manera en que las personas escuchan música está cambiando, pero siempre habrá la intención de oír discos. Y siguen siendo un punto de referencia en la carrera de un artista.

Cuando se habla de su música, se citan referentes alternativos, como el krautrock o la banda Suicide. ¿Es difícil introducir esos gustos en un circuito tan pop?

Trato de escribir lo que escucho y lo que siento en el momento. No me gusta caer en etiquetas ni caer atrapada en definiciones. Luego de esta gira, planeo volver a entrar al estudio. Quiero hacer mucho más música.