Cuando en 2005, el arquitecto Smiljan Radic ganó la licitación pública para construir un restaurante en el sector oriente del Parque Bicentenario, la primera idea que se le vino a la cabeza fue levantar una especie de "folly". Es decir, una construcción de moda en el siglo XVIII, caracterizada por su extravagancia y fin decorativo: algunas tenían forma de templos chinos, ruinas egipcias o molinos, instaladas en los jardines europeos. Aunque la idea varió en ciertos aspectos, el resultado final fue igualmente impactante. Con sus largas vigas de hormigón armado, sostenidas por gigantes piedras de granito a medio pulir, el restaurante Mestizo se convirtió en un hito en la carrera de Smiljan Radic, siendo hasta hoy una de sus obras más alabadas.
Casi 10 años después, el arquitecto tiene la oportunidad de llevar a cabo una verdadera "folly", justamente en el corazón donde estos extraños edificios nacieron. Smiljan Radic acaba de ser elegido para construir en los jardines de Kensington, en Londres, el nuevo pabellón de verano de la Serpentine Gallery, que será inaugurado el próximo 26 de junio. No se trata de cualquier proyecto.
Desde 2000, la prestigiosa galería de arte invita, cada año, a un arquitecto de fama internacional para construir un pabellón donde se realizan, por cuatro meses, muestras de arte, cine, charlas y otros programas culturales. El año pasado, el elegido fue el japonés Sou Fujimoto, y antes de él, la lista de participantes incluyó a varios premios Pritzker y figuras de la escena mundial, como Zaha Hadid, Peter Zumthor, Frank Gehry, Rem Koolhass, Oscar Niemeyer y Toto Ito.
La elección consolida, sin duda, la carrera local e internacional de Radic, quien ya en 2001 fue elegido el mejor arquitecto joven menor de 35 años por el Colegio de Arquitectos de Chile, y en 2009 fue nombrado miembro honorario del American Institute of Architects, de EE.UU.
Para Julia Peyton-Jones, directora de la Serpentine Gallery, la obra del chileno causa mucha expectación. "Hemos estado intrigados por su trabajo desde nuestro primer encuentro con él durante la Bienal de Arquitectura de Venecia, en 2010. Radic es un protagonista clave de la increíble explosión de la arquitectura en Chile", comentó.
Lo cierto es que desde mediados de los 90, su nombre viene sonando como sinónimo de una de las arquitecturas más creativas del medio local, aunque a diferencia de otros exitosos compañeros de generación, como Mathias Klotz y Alejandro Aravena, su reputación se ha ido moldeando de forma más lenta y silenciosa.
"En términos existenciales, este proyecto sólo ha significado mucho trabajo en muy corto tiempo, algo que no estoy habituado a hacer. Nunca reviso lo que hago como un plan o lo que llaman carrera, en general las cosas llegan por casualidad en esta profesión. Tampoco me había propuesto participar en este tipo de proyectos, porque han estado fuera de mi alcance. Esto es gracias al riesgo que han tomado los curadores de la Serpentine Gallery en Londres", dice el arquitecto de 48 años.
Creatividad concreta
Para este nuevo proyecto, Radic vuelve al imaginario de sus trabajos iniciales: así, como antes lo hizo en el restaurante Mestizo, ahora usará enormes piedras como base, y como en su prototipo para el refugio inspirado en el castillo del Gigante Egoísta, trabajará en torno a la forma de una membrana circular. "La libertad de la curatoría del pabellón se ha traducido más que en un "dejar hacer", en un "ver algo más", lo que ha sido muy estimulante, experimental y cansador", explica Radic. "Exteriormente, el visitante verá una frágil cáscara en forma de toro, suspendida sobre piedras de cantera. Las piedras son asociadas a la ornamentación de los parques, pero acá son usadas como soporte, rompiendo los límites entre la edificación y el jardín".
La "cáscara" del pabellón será construida en fibra de vidrio, blanca y translúcida, y albergará un patio interior. De noche todo se iluminará. "Es enigmáticamente arcaico, pero también, tiene un aspecto futurista, como una nave alienígena que descansa sobre un sitio neolítico", ha dicho Peyton-Jones.
Tildada de poética y primitiva, la obra de Radic mezcla la fragilidad del paisaje con la creatividad de las artes visuales, esto gracias a la estrecha colaboración que mantiene con su esposa, la escultora Marcela Correa.
Claro que su originalidad no es sinónimo de arquitectura imposible o simplemente decorativa. Hace sólo unos meses, el arquitecto inauguró su ampliación para el Museo Precolombino, acaba de ganar el concurso para la Torre de Comunicaciones de Santiago y tiene en marcha otros proyectos públicos, como el Teatro Regional del Biobío y una sala de artes escénicas en el barrio Yungay.