Fueron dos semanas para el olvido. Por siete días, entre el 17 y el 30 de septiembre, la industria del vino vio cómo inusuales temperaturas bajo los cero grados Celsius congelaban extensos territorios plantados con vides. Cálculos preliminares indican que el daño total en la producción de uva vinífera del país será de 20% a 30% respecto del potencial de cosecha, y hoy ronda el temor a la escasez de algunas variedades, alzas de precios, pérdida de empleos y una menor presencia en los mercados mundiales.
Pero los efectos, coinciden diversos actores de la industria, serán mixtos. Sobre todo, por el rol neutralizador que jugaría un factor que hasta ahora era una de las sombras que aquejaba al sector: el sobrestock de vino disponible, que está en torno a los 200 millones o 300 millones de litros en el país. Todo, por el exceso de producción al que llegaron las viñas, tras reponerse del terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010 y enfrentar una baja en la demanda.
El enólogo Pablo Morandé lo resume así: la industria produce unos 1.200 millones de litros al año y vende mil millones. El excedente, entonces, es 200 millones. Esta última cifra calza con las mermas que se esperan tras las heladas. Con un margen de error de 10%, unas 39 mil hectáreas de vides -31% de la superficie nacional de viñedos- fueron impactadas por el frío, estima. Agrega que en este escenario la cosecha 2014 se reduciría entre 17% y 25%, equivalentes a entre 200 millones y 300 millones de litros, lo que dejaría a la industria en un nivel de equilibrio. Es decir, las pérdidas gatilladas por el fenómeno climático serían compensadas por los stocks disponibles en las bodegas.
La profundidad de la crisis también se modera si se considera la extensión de las heladas en el territorio nacional. Así como hay valles golpeados por las bajas temperaturas, como Casablanca y Maipo (15% de la producción nacional), hay otras que no registran efectos, como la VIII Región y la IV Costa.
También hay bemoles en cuanto a las cepas afectadas: hay más daño en el chardonnay, el sauvignon blanc y el merlot y menos en la mayoría de las variedades tintas.
Una visión completa sobre la situación la tiene la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos Enólogos de Chile. El lunes pasado, los especialistas difundieron su segundo reporte preliminar sobre el fenómeno. "La magnitud de las heladas, en intensidad y extensión, ha sido la más grave de la historia reciente. Sus efectos son mucho más graves que los observados en el reporte anterior", sostuvieron.
Las causas del daño están claras para los especialistas: muchas horas seguidas con temperaturas inferiores a los -2 grados Celsius, incluso llegando a -8 grados, y muchas heladas seguidas. En Casablanca, según los enólogos, ningún sistema de mitigación funcionó. "Ni riego, ni hélices, ni helicópteros", comentan.
Los precios
En la industria, este episodio trajo a la memoria lo ocurrido en noviembre de 1991, cuando las bajas temperaturas azotaron los viñedos justo cuando más variedades estaban en flor. Otro ejecutivo comenta que el temor a las heladas aparece todos los años en esta época. Advierte, además, que la historia de 2013 no está cerrada, porque se espera otro frente frío para el próximo fin de semana.
De ahí tal vez la cautela de Vinos de Chile, que ha declarado que recién en noviembre se podrán conocer los efectos más concretos. Otros, más conservadores, dicen que la suerte estará echada recién en marzo o abril del próximo año, cuando se realice la vendimia.
En cuanto al precio, se espera que el efecto más directo se vea en las variedades más golpeadas, ya que la cosecha de ellas será menor. La magnitud del alza dependerá de factores como la demanda de los exportadores y las expectativas del mercado, entre otros. Morandé prevé que el chardonnay de Casablanca pase de los US$ 0,6 por kilo a US$ 1,2, acercándose a la media histórica de US$ 1 por kilo. En el pinot noir ve un posible efecto rebote. Hoy está en US$ 0,3 el kilo, y hace dos años valía US$ 2.
Un factor externo acota el espacio para alzas desmesuradas: la abundancia de la cosecha en el hemisferio norte, por ejemplo en España y en California, comenta un profesional.
El consultor y ex ejecutivo del sector, Patricio Middleton, agrega que las pérdidas de 20% que se estiman "afectarán un poco el inventario", pero no se traducirán en alzas importantes en precios. Prevé un efecto en chardonnay y pinot noir. Dice que la arroba de 40 litros de chardonnay, que valía en torno de $ 20 mil y $ 22 mil en 2010, este año está sobre los $ 14 mil y en 2014 debería volver a situarse cerca de los $ 20 mil.
Emilio Cardoen, de Viña Santa Cruz, ve que este fenómeno climático más que impactar en el precio de los vinos ayudará a "dar la rotación que necesitaba el vino a granel". Precisa que hay sobrestock, sobre todo de variedades tintas. "Si hay gente que no va a producir, tendrá que salir a comprar a granel este año", comenta.
En los vinos blancos la ecuación no es tan sencilla, porque la calidad se ve mermada cuando los vinos se guardan por mucho tiempo.
Los efectos sobre la industria aún están por verse. En el caso de las viñas de mayor tamaño, hay varias que podrán amortiguar eventuales pérdidas con seguros que contratan contra las heladas. Este opera con un deducible y se paga en caso de que las bajas temperaturas deriven en una producción inferior a la proyectada en el contrato.
Morandé calcula que sí habrá un efecto importante para los productores, que están "muy endeudados y sin caja". Estas heladas, añade, "conllevan toda la pérdida de este año y de 2015".