Valentina Capuano, de 30 años y nacida en la localidad de Avellino, Italia, viajaba junto a su pareja, un hermano y su cuñada en el crucero Costa Concordia, que el sábado naufragó en la Isla de Giglio. Los cuatro salvaron ilesos del desastre, pero la joven italiana guardaba recuerdos de una experiencia similar vivida en su familia, un tío de su abuela murió hace 100 años en el Titanic.

Giovanni (su pariente lejano) se había convertido en mozo del Titanic cuando tenía 25 años, pero falleció la noche del 15 de abril de 1912 durante el hundimiento del transatlántico que chocó contra un iceberg.

"Fue realmente como revivir aquella historia. Fue terrible,  aún estoy conmovida", señaló Valentina, agregando que "pensar en lo que sucedió me sigue  haciendo mal, me provoca taquicardia y un estado agudo de  agitación".

Capuano relató el momento cuando el crucero impactó las rocas de la isla, "escuchamos dos grandes estruendos mientras todavía estábamos  en los camarotes preparándonos para la cena", revelando que "después del primer ruido todos salimos al pasillo, pero los  comisarios de a bordo nos ordenaron volver y encerrarnos ya que  se trataba nada más que de un inconveniente técnico".

Pero el instinto hizo que el grupo actuara de otra forma, "por  suerte no hicimos caso a estas órdenes y salimos rápidamente  hacia el puente", relató Valentina, recordando los gritos y la desesperación de los más débiles, "personas mayores, niños, y una mujer en silla de  ruedas" a quienes faltó todo tipo de asistencia, afirmó.

Según Valentina, "no hubo ninguna ayuda desde el personal del barco, mientras nunca vimos al comandante", aseguró. "Los parlantes seguían  repitiendo de quedarnos tranquilos y que todo iba a resolverse  en pocos minutos", agregó. La italiana también recuerda el caos vivido cuando bajaron para abordar los botes salvavidas, "estaban bloqueados, no bajaban", agregando que "un marinero asiático tuvo que liberar una a golpes  de hacha y así pudimos abandonar la nave, pero mientras bajábamos golpeamos más de una vez al casco del Concordia",

La joven italiana considera "un milagro" que hoy puede contar su experiencia, asegurando que la situación vivida en el buque durante el hundimiento no es muy distinta a la tragedia ocurrida hace 100 años.