En una nueva jornada de juicio oral en Oslo, por primera vez jóvenes noruegos que resultaron heridos en la matanza de Utoya, describieron cómo Anders Behring Breivik les disparó metódicamente y desafiaron al asesino juzgado por muerte de 77 personas.
"Ganamos y él perdió. Los jóvenes noruegos saben nadar", exclamó Frida Holm Skoglund, una muchacha de 20 años a la que la Corte preguntó si deseaba dirigirse al acusado confinado en otra habitación mientras ella declaraba.
Hecho raro desde que comenzó el proceso del ultraderechista de 33 años el 16 de abril, las declaraciones de Frida provocaron algunas sonrisas discretas en la sala 250 del tribunal del Oslo.
Visiblemente ansiosa a la idea de testimoniar, Frida Holm Skoglund explicó como el 22 de julio de 2011 fue alcanzada en el muslo por una bala y como ella misma retiró el proyectil.
"Una amiga me dijo que yo había sido alcanzada en un muslo. Creí que era una broma, que no era una bala de verdad", dijo con voz tímida contrastando con la dureza de sus declaraciones.
Para escapar del asesino, la muchacha debió huir de Utoya a nado junto a varios camaradas. La chica dijo haber visto cuando estaba en las aguas glaciales del lago, al asesino apostado en la orilla disparando contra los jóvenes que huían nadando al tiempo que les gritaba "deténganse, vuelvan aquí".
Acusando a su movimiento de favorecer el islam y la multi cultura en Noruega, Breivik mató a 69 personas en un campamento de la juventud laborista. Justo antes, había hecho estallar una bomba cerca de la sede del gobierno en Oslo, provocando otras ocho víctimas.
Si bien reconoce los hechos, el extremista optó por declararse no culpable, considerando su gesto "cruel pero necesario".
En caso de ser declarado penalmente irresponsable en el veredicto esperado en julio, podría ser internado por el resto de su vida en un hospital siquiátrico. Si es declarado responsable, es pasible de 21 años de cárcel, pena que puede ser prolongada en tanto sea considerado como peligroso.