Acompañada de su hermano de 15 años y su hija de siete meses, Solange Díaz (22) llegó hasta el Cementerio Parroquial de Tiltil para conmemorar el primer año de la muerte de su hermana Lissette Villa. La menor de 11 años que falleció al interior de un centro del Servicio Nacional de Menores (Sename), y cuyo caso ayudó a sacar a la luz la realidad de centenares de niños que han ingresado al sistema. Durante esta visita, la joven relató cómo ha vivido la familia esta pérdida e hizo un balance de cómo ha avanzado el proceso judicial.
¿Cómo recuerda a su hermana?
Era bien extrovertida, bien loquilla. Le gustaba mucho jugar con los niños, era más de tener amigos hombres que mujeres. Era agrandada, choriza, ella era la que mandaba. Si decía que quería algo, lo hacía y nadie la podía frenar, era bien parada en la hilacha. No trataba de imitar a nadie, no había otra igual.
¿Quiénes de ustedes eran los más cercanos?
Mi mamá, mis hermanos, yo. Había un hermano que estaba más alejado, pero era porque vivía más lejos y tiene hijos.
¿Qué era lo que más le gustaba?
Le encantaba jugar con muñecas, se fabricaba casas de muñecas. Le gustaba también jugar con tierra, siempre se iba adonde la madrina de mi hija para jugar con su amiguita. Le encantaba salir, se arrancaba de la casa y se perdía y no sabíamos nada de ella. Nos pedía permiso para ir dos casas más allá, pero tomaba el bus e iba a ver a mi papá o a mi tata.
¿Tenían una relación cercana?
Era una hija para mí la Lissette. Siempre he tratado de cuidar a mis hermanos, pero a ella no pude salvarla. Creo que me faltó hacer cosas por ella.
¿Les contó alguna vez cómo era su vida en el hogar?
De primera estaba feliz. Después, al último, la veía muy mal, empezó a engordar y estar decaída. Me daba cuenta porque era de esas personas que cuando nos veía se ponía muy feliz y quería jugar todo el rato, y los últimos días íbamos a la visita y la Lissette lo único que quería era estar sentada comiendo lo que le llevábamos, ya no jugaba ni corría. No era la misma persona. Fue como un mes en que la vi así, y ya después le pasó lo que le pasó.
¿Les contó cómo eran sus cuidadoras o la gente del centro?
Sí, siempre nos decía ella que había tías que la trataban súper mal. Fuimos a la oficina a hablar con el tío Domingo (el asistente social) a ver qué se podía hacer, y él nos decía que iba a hablar con las tías. Después volvíamos y siempre era lo mismo, al final quedaba en nada.
Se dijo que Lissette había fallecido por un cuadro de angustia y luego se determinó que no era así. ¿Qué les pasó a ustedes con eso?
Siempre supe que nunca fue por angustia, nadie se muere por eso, y a la Lissette la conozco. Después, cuando supimos la verdad fue un alivio, porque todos culpaban a mi mamá.
¿Por qué cree que el sistema del Estado, que se supone debe proteger a los niños, falló?
No escuchan a los niños. Hace falta que los escuchen en el momento, no después que pasen las cosas. Que los escuchen y hablen con los niños, porque los niños tienen muchas cosas que decir.
¿Cómo cree que ha avanzado la investigación?
Ha avanzado súper rápido. En ese sentido estamos contentos, porque se han sabido muchas cosas y hay formalizados. Todavía falta, pero se ha avanzado harto.
¿Cómo ha sido este año?
Se extraña mucho a la Lissette. Me acuerdo todos los días de ella, la tengo presente. Pero hay que vivir con eso.
¿Piensa que este caso ha abierto la puerta a otras familias?
Muchas, porque con el caso de ella salieron más cosas a la luz, en todos los hogares hay corrupción, en todos los hogares maltratan a los niños. Se supone que se los llevan para que estén mejor, pero entonces, cómo pasó esto con la Lissette. Tengo otra hermana en un hogar y estamos viendo el tema de ella, pero igual es difícil poder sacarla, y no entiendo por qué.
¿Qué esperan que salga de esto cuando todo haya terminado?
Ayudar a más personas que están pasando por lo mismo y que se haga justicia.
¿Qué opinan de la denuncia del papá de Lissette por obstrucción a la justicia?
No lo tomo mucho en cuenta, porque él le hizo mucho daño a la Lissette, y lo que está haciendo ahora me parece falso. Si hubiese querido ayudar, su hija habría estado con él cuando estaba viva.
¿Qué esperan que pase con las personas que resulten responsables?
Que paguen de alguna u otra forma por lo que hicieron. Ellas saben lo que hicieron y lo mínimo que debieran hacer es ofrecer disculpas y que paguen, como debe ser.
¿Han tenido contacto con alguna de las formalizadas?
No, ni las conozco.