El Convenio sobre Diversidad Biológica (CBD) de 2010, propuso 20 metas para salvar la naturaleza y mejorar sus beneficios para las personas. Una de ellas es que para 2020, al menos el 10% de las zonas costeras estén protegidas.

Con la creación en 2015 del parque marino Nazca-Desventuradas, con más de 300 mil km2 protegidos, Chile sumó 463.233.6 km2 de área marina protegidos y pasó ese 10%, aunque según un grupo de ONG, se trata sólo de un tipo de ecosistema. El 99,7% de estas áreas están alrededor de las islas oceánicas, de gran importancia, pues en ellas hay especies únicas, pero de poco impacto en ecosistemas más cercanos a la gente común.

Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana Chile, destaca el porcentaje de parques marinos, "la figura más estricta y que promueve la conservación absoluta, donde no se permite ninguna actividad extractiva", pero añade que se debe "avanzar en proteger las áreas costeras, en regular la planificación territorial costera y en proteger lugares con alto endemismo como el archipiélago Juan Fernández".

Las áreas marinas costeras representan sólo el 2,5% del área protegida. En la Patagonia sólo el 0,14% está protegida y en Chiloé el 0,054%. "Se han hecho esfuerzos resguardando grandes extensiones en zonas insulares, pero esos son sólo algunos de los ecosistemas marinos. La protección debe alcanzar todos los ecosistemas", recalca Miriam Fernández, directora del Núcleo Milenio Centro de Conservación Marina de la UC y creadora del programa Chile es Mar.

Sólo un 0,14% de la costa patagónica está protegida, pese a que la mayor parte de la costa está allí, destaca Bárbara Saavedra, directora de programa en Wildlife Conservation Society (WCS) Chile. "Son más de 8.400 km de costa y casi no tiene protección y es muy valiosa", dice.

Por eso, junto al Ministerio de Medio Ambiente y otras ONG trabajan para crear una propuesta con sustento científico de los sitios que habría que proteger. Hay áreas ya identificadas como el seno del Almirantazgo, Cabo de Hornos y Carlos III (en evaluación), Tortel y Melimoyu. "El desafío que tiene Chile es salir de los parques de papel", dice Saavedra.

Qué falta proteger

A juicio de Maximiliano Bello, de Pew Charitable Trusts, en Chile falta una mirada a largo plazo. "El proceso ha sido lento, hay intereses de parte de la industria para seguir pescando, falta todavía que la preocupación por la protección esté más arraigada", dice.

Según Fernández falta llegar con acciones de conservación tanto a Isla de Pascua como a Chile continental. "Las zonas con alto impacto de la pesca necesitan acciones de conservación. El norte, el centro, donde los ecosistemas están impactados por la pesca, los fiordos, que sufren el impacto de la acuicultura", dice.

Un lugar que según Oceana debiera estar protegido es La Higuera, en la Región de Coquimbo. "Es uno de los 34 hotspots de biodiversidad del mundo, donde habita el 80% de la población total de pingüinos de Humboldt, especie en estado vulnerable. También está el chungungo, la ballena azul, la ballena fin, todas en peligro de extinción", dice Van der Meer.

La ONG WWF Chile está impulsando crear un parque marino en isla Guafo (Chiloé). Hace tiempo trabaja junto al Centro Ballena Azul (CBA) y la Fundación Melimoyu. Cristina Torres, coordinadora del Programa Marino de WWF Chile, explica que piden crear un parque marino pues se trata de un lugar que "por su riqueza y biodiversidad es imperativo que reciba protección", especialmente para las ballenas que llegan. La ONG propicia un gran proyecto que incluye una red de áreas marinas protegidas de 1,4 millones de hectáreas en la Patagonia.

Pew apoya la creación de un parque marino en Isla de Pascua, proceso que avanza pero que aún requiere del proceso de consulta ciudadana.

Desde el MMA reconocen que los procesos de creación de áreas de protección son diversos, complejos y toman tiempo. Pero añaden que -en distintas etapas- trabajan en crear zonas de protección en el Golfo del Corcovado, Cabo de Hornos e Isla de Pascua.

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