Cuando los animalistas de Greenpeace le arrebatan a su llama, quizá su más fiel compañera y fuente de trabajo desde que su mujer y los suyos lo abandonaron hace ya un buen tiempo, la vida de Gospodin da un giro insospechado. Solo en la fría Alemania de hoy y sin ni un veinte en los bolsillos, el protagonista de esta historia toma la radical decisión de no volver a trabajar para nadie más que para él mismo. "El sistema no podrá contra mí", dice para sí mismo, mientras escribe sobre una inmensa pared un manifiesto con el que reafirmará a diario su vida lejos de todo rastro de humanidad.

Estrenada en 2007 en el Schauspielhaus Bochum, Alias Gospodin, la obra del dramaturgo germano Philipp Löhle (1978) indaga en la disconformidad ante el sistema de vida actual, regido por el dinero, la rutina y los deberes. Por primera vez, su comedia negra y de tintes políticos, distinguida en el Theatertreffen de Berlín y ganadora del máximo galardón a la dramaturgia de la Deutsche Wirtschaft, llega hoy en una versión local al Teatro de la Palabra, producida por The Cow Company (Bajo terapia) y con la dirección de Néstor Cantillana.

"A diario me rodeo y veo a tantos buenos profesionales que están cesantes y preocupados por la plata para sobrevivir, que esta obra nos hizo sentido a todos", cuenta el director, quien pasó varios meses en busca de un texto para volver a la dirección luego de El amor es un francotirador, de 2011. "Me pareció interesante ese cruce entre drama existencial contemporáneo y comedia negra, y con una suerte de Quijote moderno como protagonista además, pues Gospodin aspira a algo que parece tirado de las mechas, como es vivir de la forma más anticapitalista posible en un mundo capitalista", agrega.

Ya apartado de su llama y de todo lo demás, Gospodin, interpretado por el actor Pablo Schwarz, entra a un bar y conoce a un tipo -un dealer, a todas luces- que oye con atención sus ideas y quien le pide algo aún más insólito: que él cuide un maletín suyo lleno de dinero. "Ahí reaparecen la madre, la ex mujer, los amigos y todos los que no entendieron que Gospodin solo quería vivir como se le antoja, con lo justo y necesario, y sin seguir consignas políticas. No es un anarquista ni un fundamentalista, es más bien un autárquico. Por eso se niega a ayudarlos económicamente, pues ese dinero, que para él no es más que papel impreso, no le pertenece", cuenta Cantillana.

El escenario luce como uno de esos estudios de televisión de bajo presupuesto, hasta donde llegan la prensa y otros interesados en conocer al hombre que desafía, como pocos, al sistema. Es cuando aparecen El y Ella, interpretados por los actores Guillherme Sepúlveda y Macarena Teke, respectivamente, dos conductores que pasan de ser meros narradores de la hazaña de Gospodin a la fuerza que impulsará a que el personaje consiga su libertad: "La encontrará en el lugar más insospechado -advierte el director-, incluso para él mismo".