La formación inicial docente está en deuda. Eso se desprende, al menos, de la investigación que Soledad Ortúzar, Carolina Flores, Carolina Milesi y Cristián Cox, del Instituto de Sociología y del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación de la Universidad Católica, presentaron en el Concurso de Políticas Públicas de esa casa de estudios.

La investigación, que buscaba medir los efectos de la formación inicial docente en el rendimiento de los estudiantes en el Simce, señala que un profesor de matemáticas con mención en ciencia y tecnología logra que sus alumnos tengan 11,8 puntos más en el Simce que un profesor sin mención, y que un docente que en su experiencia universitaria tuvo más ramos prácticos aumenta en 7,3 puntos más en la misma prueba.

A esto se suma la duración de la carrera. Un alumno con un profesor que estudió nueve semestres tiene 7,9 puntos más en el Simce que quien tuvo clases con un docente titulado en menos años. Estos efectos están entre los más altos encontrados hasta ahora en investigaciones sobre el tema y equivalen al alza que se produce cuando un estudiante tiene alta asistencia.

DISTRIBUCIÓN DESIGUAL
Sin embargo, estas tres áreas parecen ser el talón de Aquiles de los docentes municipales. Primero, porque incluso entre los mejores del sistema las deficiencias son notorias. Sólo un 27% de los docentes menores de 40 años tuvo suficientes ramos prácticos en la universidad, el 24% cuenta con una mención o especialización y el 49% de los docentes mayores de 40 años estudió una carrera de seis semestres, mientras que el 53% de los menores de 40 obtuvo su título entre seis y ocho semestres.

En segundo lugar, porque el estudio asegura que los profesores con mejores indicadores en estas tres áreas (mención, años de estudio y ramos prácticos) se van a las escuelas de más recursos, lo que produce una brecha entre escuelas pobres y ricas.

"Existe una distribución desigual de los buenos profesores, los que se ubican de preferencia en escuelas en las que no son tan necesarios, por lo que se genera una desventaja para las escuelas de menores recursos", señala Carolina Milesi, una de las autoras. Una situación que pone en evidencia las fallas de la formación de profesores.

"El estudio muestra que la formación disciplinaria y la práctica tienen una influencia importante en el rendimiento de los alumnos, y si esto se conecta con que desde hace tres décadas las principales falencias del sistema de formación docente son esas, la evidencia es clara acerca de cuál debe ser el cambio de currículum" en las universidades, señala Cristián Cox, otro de los autores.

CARRERAS VESPERTINAS
A pesar de que no se acreditó una diferencia en el rendimiento de los estudiantes según la modalidad de estudio del profesor, el estudio arroja otra cifra preocupante: un tercio de los profesores menores de 40 años y un 20% de los mayores de 40 que trabajan en las escuelas de mejor nivel económico estudiaron en sistemas vespertinos, a distancia u otro.

En el caso de los los profesores jóvenes, cerca del 12% estudió en una carrera presencial vespertina, el 7% lo hizo en una modalidad presencial sólo los sábados y vacaciones y el 5% en modalidad semipresencial y a distancia.

FALLAS DE FORMACIÓN

El estudio, realizado por investigadores de la Universidad Católica, analizó los datos de la evaluación docente, del Simce y del Consejo Superior de Educación e indican que lo que más influye en el rendimiento es precisamente aquello de lo que más adolecen los profesores.

11 puntos más en el Simce tienen los alumnos de un profesor de matemáticas que cuenta con mención en ciencia o tecnología. 24% de los profesores menores de 40 años tiene una mención en las escuelas con mayores recursos.