Encontrar una fuente de agua con la potencia para cubrir miles de hectáreas de riego es todo un desafío desde Coquimbo hasta La Araucanía, todo a causa de la sequía que afecta al país desde hace por lo menos una década. De ahí la importancia de los embalses, que sirven para acumular agua y enfrentar períodos de escasez. El plan del actual gobierno es construir 19 embalses en las zonas más afectadas por la falta de lluvia, pero según la planificación del Ministerio de Obras Públicas, solo uno estaría listo para su uso al terminar esta administración en 2017.

Se trata del dique Valle Hermoso, ubicado en la cuenca del río Pama en la IV  Región, el que beneficiaría a los agricultores de Combarbalá y sus alrededores. El proyecto, según el secretario de la Junta de Vigilancia del río Pama, Gustavo Hernández, "partió como idea en el gobierno de Eduardo Frei, luego en el primer gobierno de Bachelet se terminaron los estudios definitivos y en la administración de Piñera no se avanzó porque había diferencias con el subsidio. En abril de 2014 recién se logró un acuerdo con el actual gobierno. Probablemente empiece a construirse en junio de este año, pero esto demorará  cerca de tres años y medio".

Otro de los proyectos que tiene un grado de avance es el embalse Punilla, cuyas bases están en revisión en la Contraloría, y su plazo final de construcción es en 2020. Panorama que para Margarita Letelier, presidenta de la Junta de Vigilancia de Río Ñuble, no es el ideal, ya que  en su zona "no hay agua ni para animales ni para regar, ni tampoco para consumo humano. Es increíble, pero este año ha sido uno de los más secos que he visto. Estamos perdiendo cultivos de trigo, de maíz y de hortalizas".

Para Letelier, el problema es que entre el diseño, los permisos, y aprobaciones de derechos de agua, un proyecto puede demorar más de 10 años, eso sin contar con las proyecciones de cada gobierno. Al comparar los calendarios de la administración anterior y el actual cronograma de trabajo de la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) del MOP, hay varias modificaciones. De los 16 embalses contemplados, ocho proyectos tenían estipulado iniciar su diseño este año; de éstos, cuatro se postergaron para 2016 y otros dos se realizarán en 2017. Además, el embalse en Lonquén y otro en Pedernal fueron retirados de la cartera de proyectos. En compensación, el gobierno sumó nuevos diques, aumentando a 19 el número de embalses a construir, lo que se traduce, según la DOH, en "aumentar en un 34%  la capacidad actual de embalsamiento, para lo cual se proyecta una inversión cercana a los US$ 3.038 millones".

Una apuesta importante pero que "no sirve de mucho si no hay conexión entre los gobiernos", según Miguel Vega, presidente de la Junta de Vigilancia de río Putaendo, cuyo embalse debía ser llenado en noviembre de 2014, pero aún no termina la obra de construcción. "Falta planificación y recursos de la DOH. Los últimos gobiernos han sido indolentes con la grave sequía. Acá no ha venido ninguna autoridad para ver el tema social de los 4.500 agricultores que están afectados", aseguró.

Javier Crasemann, presidente de la Junta de Vigilancia de la primera sección del río Aconcagua, agregó que "no se piensa a futuro. En esta zona el embalse de Puntilla del Viento se dejó inconcluso desde 1970. Tiene el estudio de impacto ambiental aprobado para empezar a construir, pero no hay voluntad política. El ministro (Alberto Undurraga) había quedado de dar una respuesta antes del 30 de noviembre y aún no hay nada claro. Creo que no hay seriedad en enfrentar el tema de fondo".