El crucero italiano Costa Concordia tenía una eslora (largo) de 290 metros, equivalente a casi tres canchas de fútbol. Desplazaba 112 mil toneladas, siendo capaz de transportar a más de 4.200 pasajeros. Una verdadera ciudad flotante.

Con apenas cinco años de funcionamiento, el Concordia formaba parte de una tendencia reciente de construir grandes y llamativos cruceros, capaces de transportar miles de pasajeros y contar con extravagantes atracciones, como piscinas con olas artificiales, canchas de tenis e incluso pistas de hielo.

De hecho, el Concordia no era uno de los cruceros más grandes del mundo, el "Allure of the Seas" y su buque hermano "Oasis of the Seas", ambos de la línea Royal Caribbean tienen capacidad para transportar más de 6.000 pasajeros, desplazan más de 200 mil toneladas, tienen cerca de 65 metros de altura (17 cubiertas de pasajeros) y su tamaño supera los 360 metros de eslora.

Los expertos aseguran que el accidente del Concordia se debió a errores humanos, responsabilizando directamente al capitán Francesco Schettino. "Esto fue un descuido, simplemente. No hay mucho más en esta historia salvo que fue descuidado e inaceptable", afirmó Carolyn Spencer Brown, directora de la revista Cruise Critic, agregando que las causas de la tragedia tienen que ver más con el entrenamiento, supervisión y apego a políticas que con el diseño o el tamaño del barco.

Pier Luigi Foschi, director general de Costa Crociere SpA, comparte las críticas con el capitán, asegurando que "tomó una iniciativa contraria a nuestras normas de conducta escritas". De todas formas, pese a la tecnología y medidas de seguridad, estos gigantescos buques son más difíciles de maniobrar, y eso es un hecho concreto. De hecho no pueden ingresar a todos los canales frecuentados por naves más pequeñas. Alan Wilson, director de Cruise News Daily, lo equiparó a la diferencia entre conducir un bus de pasajeros y auto.

Para evitar accidentes como el de la isla de Giglio, las líneas de cruceros y los capitanes de los barcos diseñan cuidadosamente las rutas de navegación, considerando las dimensiones de los cruceros. "Hay sitios a los que no pueden ir", dijo Wilson, asegurando que los comandantes "saben dónde no pueden meter los barcos".

Pier Luigi Foschi aseguró que el Concordia tenía una ruta segura en su sistema de navegación, pero la nave se salió de esa ruta sólo porque el capitán hizo una desviación no autorizada.

RESCATAR LOS CRUCEROS
Aunque parezca increíble, la empresa Costa Crociere no tiene contemplado perder el Concordia, aunque se encuentre prácticamente hundido y tenga grandes daños en su casco. De hecho, planifican tenerlo funcionando para noviembre de este año, siempre y cuando logren recuperarlo completamente en las próximas semanas.

Esto se debe a los grandes ingresos que provocan estos buques. La inactividad del Concordia le significará a la empresa perdidas entre los 85 y 95 millones de dólares en reservaciones. También tiene que pagar un deducible de 30 millones de dólares en su seguro contra daños al barco y un deducible de 10 millones de dólares en el de lesiones personales.

El abogado Jack Hickey, especialista en derecho marítimo, afirmó que aunque las tripulaciones de los cruceros reciben cierto entrenamiento en la operación de los botes salvavidas, el entrenamiento de seguridad en general suele ser algo en lo que no se piensa mucho, "porque ahora, a diferencia de hace 10 ó 20 años, uno está manejando a miles y miles de personas. Es muy difícil y peligroso bajarse de un barco como ése".

Esta versión es desmentida tajantemente por las operadoras de cruceros. "Con el tamaño viene la seguridad", afirmó William Wright, vicepresidente de operaciones marítimas para Royal Caribbean International y primer capitán del Oasis of the Seas, agregando que estos mega buques son más amplios, más estables, cuentan con los sistemas de navegación más avanzados y tienen más compartimientos que pueden sellarse para impedir el paso del agua que sus predecesores.

Por su parte, Michael Crye, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Internacional de Líneas de Crucero, la asociación comercial del sector, afirma que los nuevos barcos más grandes cuentan con mejor tecnología para comunicarse con los pasajeros en caso de una emergencia, tienen chalecos salvavidas mejor ubicados y portan botes salvavidas que pueden ser abordados con más rapidez que los modelos anteriores."A medida que ha aumentado el tamaño de los barcos, las cuestiones de seguridad deben incluirse en estos navíos", afirma.

Crye asegura que desde 2005, más de 100 millones de personas han tomado cruceros en todo el mundo. Durante ese período apenas 16 personas han muerto a consecuencia de accidentes. Una cifra que podría doblarse tras la tragedia del Costa Concordia, donde han muerto 11 personas y más de 20 permanecen desaparecidas.