Al retroceso de 4,2% que registró la producción industrial en abril, y que golpeó las expectativas de mercado el martes pasado, ayer se sumó una nueva sorpresa a la baja en otro sector clave de la economía. Esto luego de que el INE informara que Comercio cayó 0,5% en el cuarto mes del año, reforzando las perspectivas de un Imacec nulo o incluso negativo para dicho mes, y muy por debajo del 1% proyectado en la última encuesta de expectativas del Banco Central.

Sin embargo, la sorpresa negativa de los indicadores sectoriales no solamente impactó en las estimaciones de crecimiento del mercado, sino que volvió a abrir un debate que parecía cerrado hasta hace algunos días: la trayectoria de la tasa de interés del ente rector.

Tras el último recorte de la TPM en mayo pasado, la gran mayoría de los economistas entendió que el cambio de sesgo hacia uno neutral implicaba el fin de mayores estímulos monetarios, situación que fue justificada más aún tras la entrevista de Rosanna Costa en La Tercera, en la que planteaba directamente que "en nuestro escenario central se acabaron las bajas de tasas".

Pero, los expertos sostienen que tras los magros datos de crecimiento conocidos últimamente, ese escenario base cambió, situación que se vería reflejada en el Informe de Política Monetaria (Ipom) del lunes, abriendo nuevamente la posibilidad de aplicar recortes en la tasa de instancia.

Disenso en el Consejo

A este nuevo panorama, se suman, además, las diferencias que aún se mantienen al interior del Consejo del instituto emisor, luego de que en la minuta de la RPM de mayo se reconociera que la decisión no fue unánime, marcando el voto disidente en Joaquín Vial quien mantuvo su convicción de mantener la tasa en 2,75%.

Como se puede leer en la minuta, uno de los integrantes del ente rector expresó "sus dudas de que fuera necesario un estímulo monetario adicional", dado que "a su juicio, el panorama futuro era algo más positivo que el escenario planteado por la División de Estudios".

Añadió que "su voto era por mantener la TPM en 2,75% y esperar a ver si el escenario de mayor fortaleza en los fundamentos del consumo se mantenía".

Muy por el contrario, otro consejero enfatizó en la cita que "votaba por bajar la TPM y dejar un sesgo neutro, en el entendido de que eso no limitaba la flexibilidad para actuar en los próximos meses", dejando abierta la posibilidad de nuevas bajas en adelante, remarcando que "el uso del término 'piso' o 'cerrar el proceso' (de recortes) podía prestarse a confusión, ya que podía dar una sensación de flexibilidad en una sola dirección, sobre todo si se estaba indicando un sesgo neutral".

Ante esto, Sebastián Cerda, economista jefe de CorpResearch indicó que "si en el Ipom de junio o septiembre hay un peor escenario de crecimiento o de más inflación, el mercado interpretará rápidamente eso como señal de futuras rebajas de TPM", aunque afirmó que "de mantenerse el escenario macro de marzo pasado, lo coherente es interpretar que este es el piso de tasas".

Visión que comparte Tomás Flores, economista jefe de FX One, quien consideró que "si la inflación mantiene la trayectoria a la baja y hay una creciente brecha de PIB, es posible bajar la TPM nuevamente".

Más cauteloso fue César Guzmán, economista de Security quien señala que la minuta "revela el disenso dentro del Consejo, con dos visiones diferentes en el Banco Central". Con todo, planteó que el escenario base del IPoM de marzo ya consideraba una persistente debilidad de la economía, por lo que no esperaba señales de mayor estímulo en el informe del lunes.

Asimismo Alejandro Alarcón, economista de la U. de Chile apuntó que "yo creo que las bajas de tasa llegaron a un límite", sobre todo porque no tendrían mayor efecto para recuperar el consumo, ni la inversión. "Una TPM excesivamente baja sólo provocará más problemas en el largo plazo. Vial tiene razón en este sentido", remató.

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