Una breve conversación por radio fue el último contacto que se tuvo. Cuando el carguero "Arctic Sea" atravesaba el Canal de la Mancha desde el Mar del Norte, las autoridades de vigilancia costera británicas no detectaron nada sospechoso a su paso por el transitado estrecho de Dover.
Pero ahora las autoridades temen que el barco de 98 metros de eslora esté en manos de piratas. Hace dos semanas que no se establece contacto con el navío. Desde entonces no hay huella del carguero de 4.000 toneladas.
Nunca llegó a su destino en Argelia y los guardacostas están perplejos. Pensaban que los piratas sólo hacían de las suyas frente a las costas de Somalia. Pero no en las aguas del Mar del Norte o del Mar Báltico.
"Es una locura. Ningún guardacostas guarda memoria de algo similar", dijo Mark Clark. "¿Quién iba a pensar que un barco secuestrado podría atravesar una de las zonas marítimas mejor vigiladas y más transitadas del mundo?", se pregunta con la mirada posada sobre el paso de Dover, el estrecho marítimo que divide el Mar del Norte del Canal de la Mancha.
De momento es una incógnita lo que ha sucedido a bordo del "Arctic Sea", que bajo bandera maltesa transportaba un cargamento de madera a Algeria para una compañía naviera finlandesa.
Los guardacostas pensaron que hablaban con un miembro de la tripulación cuando el 28 de julio el barco estableció por última vez contacto. Pero podría haberse tratado también de alguien a quien apuntaban a la cabeza con una pistola, o incluso un secuestrador, admite Clark.
Entre tanto, se ha puesto en marcha una operación de búsqueda internacional. El presidente ruso, Dmitri Medvedev, se toma muy un serio la situación. Dio órdenes al Ministerio de Defensa de su país de que se adopten "todas las medidas necesarias" para encontrar el barco, y, si es necesario, liberarlo. La tripulación está compuesta por 15 marineros rusos.
El misterio en torno al "Arctic Sea" comenzó el 24 de julio en el mar Báltico. Cerca de las idílicas islas Gotland y Öland una barca de goma grande se dirige a toda velocidad hacia el carguero. A bordo viajan hombres armados hasta los dientes. Se hacen pasar por policías de narcóticos, apresan a los tripulantes, golpean con las culatas de sus armas a los que muestran resistencia y hacen navegar el barco en zigzag o en círculos, sin rumbo determinado.
Según las descripciones de la compañía naviera finlandesa, doce horas después los asaltantes desaparecen sin ser reconocidos. Y sin botín. Después del abordaje en el Mar Báltico y la última localización del "Arctic Sea" ante la costa del norte de Francia, comienzan a circular rumores.
¿Había armas a bordo, o se traficó con drogas? ¿Los piratas tenían intención de secuestrar el barco para obtener un rescate a cambio del cargamento de madera valorado en más de un millón de euros? ¿Fue la propia tripulación la que tomó posesión del barco o fue obligada a transportar un flete ilegal? Todo parece posible. Lo único que se descarta es que haya una explicación inofensiva.
Nadie cree que el barco pueda haber naufragado. "En ese caso en algún lugar deberían flotar fragmentos del barco o maderas", opina Nick Davis, que regenta una compañía dedicada a la protección de barcos. El hecho de que aún no se haya exigido un rescate desbarata la hipótesis de que los responsables de la desaparición sean piratas. Aunque la compañía naviera no ha querido facilitar ningún detalle al respecto.
El sindicato de marineros Nautilus International criticó que las autoridades se hayan percatado demasiado tarde. "Es inaudito que un barco pueda navegar durante más de dos semanas sin que nadie conozca su posición exacta", denunció el secretario general Mark Dickinson. "Las autoridades seguro que no estarían tan relajadas si se tratase de un avión secuestrado".