Se llama Yeferson Soteldo, tiene 19 años y es la nueva promesa del fútbol venezolano. En Huachipato lo aguardan con los brazos abiertos. Deben esperar a que concluya antes el Sudamericano sub 20. Mañana en Ecuador, la Vinotinto, dirigida como la adulta por Rafael Dudamel, se estrena ante Uruguay. Va por el grupo contrario al de Chile.

¿Por qué cuando le llegan ofertas de Europa, Colombia o México se decide por Huachipato en Chile?

Le tengo mucha confianza a Sebastián (Cano, su representante). Le dije que tomara la decisión él. Sí le manifesté que todavía no quería ir a Europa, no me sentía preparado. Necesito aprender muchas cosas aún y él tomó la mejor decisión por mí. En México creo que me iban a comprar e iba a tener que partir a préstamo, y eso no quería tampoco.

¿Cuánto influyó el ejemplo de su compatriota Rómulo Otero, hoy en el Atlético Mineiro?

Es un jugador espectacular y le están dando frutos los pasos que dio. Primero quiero enfocarme acá en el club, hacer todo correctamente, y luego ver qué ocurre.

¿Es un peso ese legado que dejó Otero en Huachipato?

Rómulo me comentó el ambiente y la familia que se hizo acá. Eso me ayudó a pensar las cosas y decidirme a venir a Chile, junto con la apuesta por los jóvenes. No siento presión, porque somos jugadores distintos. Él dejó su huella aquí y lo admiro porque es un excelente jugador, pero vengo a hacer cosas por mi cuenta.

¿Por qué no le gusta el apodo de Manzanita?

Me decían así, pero tuve que pedirles a los medios en Venezuela que por favor no lo usaran, porque me trae un mal recuerdo de mi infancia, de mi etapa en Caracas. La persona que me lo puso no me cae muy bien.

¿Cómo fue esa infancia complicada?

Mi familia todavía vive en un barrio muy peligroso de Caracas. Si no hubiese sido por el fútbol, hubiese terminado mal, quizás muerto. Tengo que darle las gracias al fútbol, que me sacó de ahí. El profe Noel (Sanvicente) me ayudó a salir de esas cosas.

¿En qué momento se dio cuenta de que el fútbol le podía ayudar a dejar ese ambiente complejo?

Cuando llegué a Zamora. En Caracas me botaron por indisciplina, algo que me gané por mi conducta, eso no lo niego, porque aún no se acababan todas esas malas influencias. Cuando llegué a Zamora, el entrenador me dijo que tenía mucho talento, me lo hizo entender, y le hice caso.

Después de muy buenos años en Zamora ¿qué espera hacer en Huachipato?

Quiero dar lo mejor de mí y ganar un título. El estilo intenso y vertiginoso de Huachipato me gusta mucho, me acomoda. Juega parecido a lo que queríamos hacer en mi otro club en Venezuela.

Nombró a César Valenzuela en su presentación. ¿Siente que sería un buen complemento para su juego?

Sí, de todas maneras. De verdad lo enfrenté cuando jugaba en Palestino y es un jugadorazo. Es muy inteligente y siento que entrenando bien podemos dar mucho.

¿Viene a jugar de enganche o abierto en ofensiva como en Zamora?

Eso lo decide el entrenador. Me siento cómodo en cualquiera de esas posiciones. Lo importante es poder mantener la velocidad y la técnica.

¿Cuáles son sus objetivos en el fútbol?

Todo jugador tiene sus sueños, pero prefiero vivir el día a día. Estar acá ya es un logro para mí, estar en la Selección, viajar al Sudamericano sub 20. Quedan muchas cosas por cumplir y hay que ir viviéndolas una a una.

¿Es muy complicado entrenar en Venezuela?

Para algunos futbolistas sí. En el Zamora todos nos respetamos, pero la realidad del país es triste. Es peor de lo que muestra la televisión, es muy difícil lo que se vive.

¿El fútbol es una salida?

Para mí esto es una forma también de ayudar a mi familia. A mi mamá, mi papá, mis hermanos, junto a mi mujer y mi hijo. Estar acá en Chile y traerlos acá de vacaciones para que se distraigan de todo lo que viven allá les sirve mucho.

¿Se moverá con alguno de ellos?

Con mi mujer y mi hijo de un año, Thiago Mateo. Le pusimos así por los hijos de Lionel Messi. Viajan conmigo, son mis acompañantes para todos lados. El principal apoyo que tengo. Me los llevaré sí o sí porque no me gusta estar solo. Mi señora es la que me tranquiliza.

¿Son importantes para su rendimiento?

Si andas bien de la cabeza, todo el resto fluye, en la cancha vas a rendir. Eso me sirvió mucho en la última Copa Sudamericana que jugué con el Zamora.

¿Le tentó quedarse para jugar la Copa Libertadores?

Me interesó, no lo niego, pero ya llevaba cuatro años en el Zamora y era la hora de salir, dar un paso más. Debuté a los 16 años y fui titular. Toca pensar en seguir hacia el futuro.

¿Cuál es el objetivo que tendrá Venezuela en el Sudamericano sub 20?

Como Chile, la idea es clasificar al Mundial. Uno siempre tiene que optar por lo más alto, ir paso a paso, pero el objetivo tiene que estar siempre ahí.