Sentado, ensimismado, escondido tras sus gafas, el líder de la banda Spiritualized, Jason Pierce, pasaba de los trances lisérgicos a los arrebatos ruidistas de Come together o Electricity. Y en la comunión que tendió con su público, se resumía una panorámica instantánea de la tercera versión del Festival Primavera Fauna: una apuesta por el nicho indie antes que la convocatoria popular, con shows de altura en lo musical, pero menos inspirados en su dimensión de espectáculo, con un público atento y entusiasta pero siempre compuesto.

Primavera Fauna se realizó ayer en las piscinas desde el Espacio Broadway, con la música sonando desde el mediodía. Cerca de 8 mil personas llegaron al recinto, que se vio más vacío que la versión de 2012 y que tuvo un número fuerte como Pulp al frente. La baja de The Cardigans -que habían sido anunciados como cabeza de cartel- se hizo sentir en la ausencia de un nombre de convocatoria, con los escenarios nunca llenos y la gente sentada en grupos, sólo a metros de los músicos. Y hubo más ausencias: DIIV se cayó durante la semana y pocas horas antes de su presentación se restó Breakbot.

Los colombianos Bomba Estéreo marcaron el primer lleno a las 16.50 horas, apoyados en el carisma de su cantante Li Saumet ("venimos bajándonos de un vuelo de 24 horas desde Las Vegas, sólo para ver bailar a Santiago", arengó desde el escenario). Solange, la hermana de Beyoncé Knowles, impuso la cadencia negra con canciones pop de calibre (Lovers in the parking lot, Losing you) y un guiño a la mayoría indie con un cover de The Dirty Projectors, en un show elegante.

Los Bunkers entraron a cumplir con la cuota de melodías pop reconocibles, pero sin una respuesta tan enérgica como proponen los cortes de su último disco. Alex y Daniel entraron con un coreado Mundo real, pero su show aún se apoya en canciones de Gepe (Fruta y té y Deja la ventana abierta), Teleradio Donoso (Amar en el campo) y hasta Miguel Bosé (Si tú no vuelves).

De puesta en escena, casi nada: una pantalla trasera en cada uno de los dos escenarios principales, que partieron perdidas a ras de suelo tras los músicos y que sólo en Los Bunkers comenzaron a alzarse. Entre los escenarios había otra pantalla alargada, frente a donde el año pasado estaba el sector VIP (ver recuadro). Pero salvo los videos preparados por los de Llueve sobre la ciudad, y un par de mandalas de luces detrás de M.I.A., el espectáculo se reducía a las bandas tocando.